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223 millones de niños sufren de obesidad en el mundo

Agencia EFE

Esta cifra podría aumentar a 268 millones en 2025 según los cálculos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), quienes advierten que se debe actuar urgentemente para reducirlo

Una de las medidas propuestas por la OMS es aumentar en un 20% el precio de las bebidas azucaradas y subvencionar entre un 10% y 30% las frutas y verduras para que sus precios sean más accesibles.

Cada año mueren 38 millones personas por enfermedades que no son transmisibles. Entre las enfermedades que encabezan la lista se encuentran: el cáncer, las enfermedades cardiovasculares y la diabetes. Existe un vinculo comprobado entre la obesidad y estas enfermedades. La preocupación por los niños se agudiza cuando se considera la constante presencia de azúcar en sus dietas: “Existe esta conducta de amores que matan, porque si te portaste bien te doy un toxico, si has sido un niño bueno te enfermo, entonces le entregamos al niño un premio o un snack que lejos de hacerle bien va a estar comprometiendo su futuro y sus capacidades mentales” señala la Nutrióloga e Ingeniera de alimentos Nelba Villagrán.

La Nutrióloga, señala de que maneras perjudica el consumo de azúcar a los más pequeños: “En este momento es una causa de deterioro cognitivo de los niños, el azúcar se puede unir con proteínas y formar sustancias que dificultan la comunicación y la transmisión eléctrica a través de las células y sus entornos. Cuando no hay una buena transmisión neuronal todo funciona más lento. El azúcar también atrofia el hipocampo (del cerebro), aumenta el exceso de cortisol, produce muerte de células nerviosas, aumenta de peso, produce en los niños una sensación de baja autoestima y un niño que se siente menos y que siente discriminado por su entorno cae en depresión”.

La preocupación por las dietas abundantes en alimentos procesados, es también uno de los factores que amenaza con provocar un aumento constante de la obesidad: “Cuando el azúcar viene entregada por la fructosa refinada de maíz, es mucho peor el daño. La comida chatarra como: los cereales de caja, los jugos, las bebidas endulzadas y todas estas cosas que los niños compran, muchas veces, en los entornos de sus colegios, contienen altas cantidades de fructosa refinada, de azúcar, de grasas saturadas y de sal. Para hacer más potente el sabor se acostumbra utilizar una combinación de azúcar, grasas y sal”, explica Villagrán.

Referente a la posibilidad de dejar de consumir azúcar por completo, la Doctora María Ballesteros, endocrinóloga y parte de la Sociedad Española de Endocrinología y Salud (SEEN) nos indica: “Los hidratos de carbono tienen que suponer el 50% de la dieta. No podemos vivir sin los azúcares estructurales presentes de forma natural en los alimentos, pero si hablamos de sacarosa, el azúcar simple que añadimos para endulzar, sí que podemos vivir sin él”.

Bárbara Sánchez Astudillo

 

Sobre el Autor

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