Alvaro Calleja Méndez
El reto demográfico en España ha quedado plasmado en los últimos datos de la Encuesta de Población Activa, con un envejecimiento acelerado de su población activa y una notable disminución de la participación juvenil.
El panorama laboral en España enfrenta un reto demográfico de creciente intensidad, con implicaciones en la composición de su fuerza laboral. Al cierre de 2023, el país ha registrado cifras históricas que revelan un envejecimiento progresivo de su población activa, acompañado de una disminución preocupante de la participación juvenil en el mercado de trabajo. Un análisis detallado de los datos proporcionados por la Encuesta de Población Activa (EPA) permite comprender las dimensiones de este desafío y sus posibles consecuencias futuras.
De los 19,3 millones de españoles que conforman la población activa (aquellos que trabajan o están en busca de empleo), el 22,68% supera los 55 años, marcando el porcentaje más alto jamás registrado en esta categoría de edad. Por el contrario, los jóvenes menores de 25 años representan apenas el 6,91% de esta población, evidenciando un desequilibrio significativo entre los segmentos etarios. Aunque España cuenta con una aportación de 4,7 millones de trabajadores extranjeros y con doble nacionalidad, este flujo no ha sido suficiente para contrarrestar estas tendencias demográficas.
La estructura de la fuerza laboral muestra que la mano de obra considerada ‘prime’, es decir, la población entre 25 y 54 años, ha disminuido al 70,41%, lo cual representa un mínimo histórico y destaca un cambio notable respecto a las cifras de principios de siglo. Este grupo es crucial para el mercado laboral, pues excluye tanto a los más jóvenes, aún no plenamente integrados en el empleo, como a los mayores, en transición hacia la jubilación. A pesar de los debates sobre la importancia de estas categorías, dada la creciente esperanza de vida y el retraso en la edad de jubilación, su análisis sigue siendo central en estudios económicos y políticas gubernamentales.
Comparativa del peso de los activos por edad desde el primer trimestre de 2022. Fuente: ElEconomista.es
El incremento de la participación laboral de los mayores de 55 años, que ha escalado ininterrumpidamente desde el 10,3% en 2002 hasta el 22,68% a finales de 2023, contrasta con la disminución de la participación juvenil, que ha pasado del 12,99% al 6,91% en el mismo periodo. Este último dato, sin embargo, muestra una ligera mejora desde el mínimo histórico registrado en el segundo trimestre de 2020, afectado por la pandemia.
La menor presencia de jóvenes en el mercado laboral se explica en parte por la prolongación de sus estudios, con una incorporación más tardía al empleo. No obstante, el declive del segmento ‘prime’ sugiere que el envejecimiento poblacional no se compensa con la entrada de nuevos trabajadores jóvenes, un fenómeno que pone en relieve los cambios en la estructura demográfica y laboral desde 2002.
Curiosamente, mientras la tasa de actividad (el porcentaje de individuos que trabajan o buscan empleo) de los mayores de 55 años ha alcanzado máximos históricos, pasando del 16,8% en 2002 al 29,31% en 2023, los jóvenes menores de 25 años han visto reducir su tasa de actividad. Este último grupo es el único que ha experimentado un declive en su participación, lo cual podría atribuirse a un retorno a la educación tras el estallido de la burbuja inmobiliaria.