Juan Carlos Nieto Herrero
Nissan ha anunciado un duro plan de reestructuración que afectará a 20.000 trabajadores en todo el mundo y supondrá el cierre de siete fábricas antes de 2027. La medida llega después de que la compañía registrara unas pérdidas netas de más de 4.000 millones de euros en su último ejercicio fiscal.

El recorte afectará al 15% de la plantilla global e incluye despidos tanto en áreas de producción como en oficinas y departamentos de ingeniería y ventas. El plan forma parte de una estrategia más amplia para recortar costes y asegurar la viabilidad del negocio en medio de una situación financiera complicada.
La automotriz japonesa pasará de operar 17 plantas a solo 10, lo que representa una reducción importante en su capacidad de fabricación. También ha cancelado la construcción de una planta de baterías prevista en Kyushu, Japón, y reorganizará sus instalaciones dedicadas a sistemas de propulsión. Con este ajuste, Nissan busca ahorrar unos 3.000 millones de euros y centrarse en mejorar su rentabilidad en lugar de seguir creciendo en volumen. “Tenemos que priorizar beneficios sostenibles en lugar de perseguir cifras de ventas”, aseguró un portavoz de la empresa al presentar el plan.
Las pérdidas de la marca nipona se explican por la caída de ventas en mercados clave como China y Estados Unidos, el encarecimiento de los costes de producción y la presión de la competencia, especialmente de fabricantes chinos de vehículos eléctricos como BYD y Geely. A esto se suman los fallidos intentos de avanzar en acuerdos de colaboración con otras marcas como Honda y Mitsubishi.
En España, el anuncio ha generado preocupación en las plantas de Ávila y Los Corrales de Buelna (Cantabria), aunque por el momento no hay confirmación oficial sobre si se verán directamente afectadas por los recortes. El comité de empresa en Cantabria ya ha pedido explicaciones a la dirección, ante el temor de que el ajuste global se traduzca en despidos o cambios operativos en la planta, que emplea a más de 500 personas.
Este nuevo golpe a la estructura global de Nissan llega apenas unos años después del cierre de la planta de Barcelona en 2021, que dejó sin empleo directo a unas 3.000 personas y afectó indirectamente a más de 20.000 trabajadores del sector auxiliar. Con esta reestructuración, Nissan intenta adaptarse a una industria en plena transformación, marcada por la electrificación, la automatización y una competencia feroz. El fabricante espera que los recortes le permitan recuperar estabilidad financiera y encarar el futuro con una estructura más ágil y sostenible.