Danixa Sánchez y Juan Riber
El pasado diez de febrero, Donal Trump, ex presidente de Estados Unidos, mencionó una vez más durante su última campaña en Carolina del Sur, su deseo de atacar por parte de Rusia a los países que no asuman los gastos necesarios de defensa y que en caso de no asumir ese gasto no les defendería bajo ningún concepto.
Tras expresar abiertamente que Vladimir Putin es uno de sus ejemplos a seguir, su posible regreso al poder y su idea de salirse de esta misma, el candidato a la presidencia desconcertó una vez más a la OTAN.
Hablando de un encuentro con otros líderes europeos, Trump declaró “uno de los presidentes de un país grande me dijo (en una reunión de la OTAN), si no pagamos y Rusia nos ataca, ¿nos protegerás?”. Le dije que, si no pagas, eres un delincuente. Y que no, que no le protegería. De hecho, animaría (a Rusia) a hacer lo que le dé la gana”, estas eran las declaraciones de Donald Trump en su mitin en Carolina del Norte.
Estas palabras se suman a un largo historial de amenazas del entonces presidente de Estados Unidos de no cumplir con uno de los principios básicos de la organización, que es la cláusula de defensa mutua recogida en el artículo 5 del Tratado de Washington, descolocando completamente estos dos organismos, la OTAN y la Unión Europea.
Como consecuencia, sus recientes declaraciones han desatado una ola de reacciones en su contra. Por su parte Jens Stoltenberg, Secretario general de la Organización del Tratado del Atlántico Norte, declaró “Un ataque sobre la Alianza Atlántica tendrá una respuesta unida y firme”, dando a entender que la OTAN estaba preparada para responder a cualquier tipo de ataque. Asimismo, Josep Borrell, jefe de la diplomacia europea fue otro de los que expresó su descontento: “La OTAN no puede ser una alianza militar a la carta, no puede ser una alianza militar que dependa del humor del presidente de EEUU en ese momento. No perderé mi tiempo comentando ninguna idea tonta que surja en este período de campaña”.
Cabe recordar que días antes de las polémicas declaraciones, fuentes aliadas rebajaron los temores mediante estas palabras “me cuesta creer que Trump 2.0 atente contra la cohesión de la OTAN”
A pesar de las constantes amonestaciones de Trump sobre abandonar la Alianza Atlántica, también argumenta que la OTAN sólo recuperó su funcionalidad con su llegada a la Casa Blanca. Las amenazas del expresidente, agravadas por la invasión rusa en Ucrania en 2014, revirtieron la disminución en la inversión en defensa en Europa.
Las acciones de Trump han hecho de la Alianza un organismo más inestable e impredecible, motivando a muchos socios a tomar en serio el compromiso de Gales de invertir al menos el 2% de su PIB en defensa. Hoy en día España dedica un 1,3%, pero defiende que su contribución a la Alianza va mucho más allá siendo uno de los países que participa en más misiones, no obstante, eso no quita que planea cumplir con dicho compromiso para el 2029.