El bienestar general radica en la salud mental

Jorge García Yela

Hoy en día se escucha mucho la palabra trauma para hablar de cualquier experiencia difícil o dolorosa. Sin embargo, los expertos en salud mental advierten que no todo malestar emocional es un trauma, y es importante saber distinguirlos para poder tratar cada situación de forma adecuada.

Todos pasamos por momentos duros en la vida: una ruptura amorosa, problemas en el trabajo, la pérdida de un ser querido o discusiones familiares. A esto se le llama malestar emocional, y es una reacción natural que muchas veces se supera con el tiempo, especialmente si contamos con  apoyo de amigos, familia o si buscamos herramientas para sentirnos mejor. Pero si ese malestar dura mucho tiempo, nos impide hacer nuestra vida con normalidad o se suma a otras dificultades, entonces si conviene pedir ayuda emocional. No significa que tengamos un trauma, pero sí que necesitamos apoyo para sentirnos mejor.

Un trauma es algo más profundo. Sucede cuando una persona vive una situación muy grave o amenazante, que le deja con una gran huella emocional. Puede tratarse de una agresión, un accidente, una catástrofe, un abuso o una experiencia muy violenta. Estas situaciones pueden hacer que la persona reviva lo ocurrido con mucho sufrimiento, tenga pesadillas, evite ciertos lugares o personas, se sienta en alerta todo el tiempo, entre otros síntomas. Cuando este tipo de experiencias se repiten o duran mucho tiempo, por ejemplo en casos de maltrato infantil, se habla de trauma complejo. En estos casos, el daño emocional es aún mayor y afecta muchas áreas de la vida como la forma de pensar, sentir, relacionarse con otros e incluso la autoestima.

Salud mental en personas. FOTO: La Razón

Decir que todo es trauma puede parecer inofensivo, pero en realidad puede ser un problema. Si tratamos un malestar común como si fuera un trauma, podríamos aplicar tratamientos que no son necesarios. Y si tratamos un trauma como si fuera solo tristeza o ansiedad pasajera, podríamos no darle la ayuda que realmente necesita. Por eso, es fundamental que un profesional de la salud mental pueda evaluar bien cada caso. No todas las personas necesitan la misma ayuda, y no todos los problemas emocionales tienen la misma causa.

Más allá del diagnóstico, es clave que como sociedad aprendamos a hablar de salud mental sin miedo, y que estemos ahí para quienes lo necesitan. Tener buenos amigos, una familia comprensiva o simplemente alguien que escuche sin juzgar, puede hacer una gran diferencia. 

En resumen, no todo malestar significa que hay un trauma. Sentirse mal a veces es parte de la vida, y con el apoyo adecuado se puede salir adelante. Pero cuando el dolor emocional es muy intenso o viene de experiencias muy graves, es importante reconocerlo y buscar ayuda especializada. Entender la diferencia es un paso importante para cuidar mejor de nosotros mismos y de los demás. 

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