España tropieza antes del gran desafio europeo

Sonia Martín Sánchez Seco y Hugo Hernández Martín

En su último ensayo antes de iniciar la Eurocopa Sub-21, la selección española cayó por 0-1 ante Ucrania en el Estadio Santo Domingo de Alcorcón. Fue un partido amistoso, pero con sabor amargo: un gol en el tiempo añadido dejó sin recompensa a un equipo que dominó durante muchos minutos, pero no supo concretar ni defender el empate en el momento más crítico.

España controló el balón desde el inicio. Santi Denia apostó por un once con varios de los jugadores que probablemente serán titulares en el debut oficial. El juego fue ordenado, con buenas combinaciones en el centro del campo, pero faltó profundidad. Los ataques se desvanecen antes de llegar al área y el portero ucraniano apenas fue exigido. Ucrania, en cambio, fue paciente. Se protegió con disciplina defensiva y aprovechó los errores y despistes del rival para salir rápido al contraataque. En el primer tiempo apenas generaron peligro, pero en la segunda mitad fueron creciendo y terminaron mejor físicamente.

España realizó muchos cambios tras el descanso buscando frescura y algo de desequilibrio, pero el guión no cambió. Se mantuvo la posesión, pero sin ocasiones claras. Faltó precisión en los últimos metros y mayor agresividad en ataque. Cuando el empate parecía sellado, llegó el golpe. En el minuto 93, Illia Kvasnytsia remató de cabeza un centro desde la banda, aprovechando un descuido defensivo. El gol silenció al público de Santo Domingo y dejó a la Rojita sin margen de reacción.

Este resultado no tiene consecuencias directas, pero sí envía una señal antes del inicio del Europeo. El primer partido oficial será ante Eslovaquia, en la fase de grupos, y ahí no habrá margen para errores. Una victoria será clave para empezar con buen pie y encaminar el pase a las rondas eliminatorias. España llega al torneo con talento, pero también con aspectos por pulir. De este amistoso se pueden sacar lecciones: mayor contundencia en las áreas, más concentración hasta el último segundo y, sobre todo, convertir el dominio del juego en ocasiones y goles.

El reto empieza ahora. El próximo miércoles frente a Eslovaquia, el equipo se juega algo más que tres puntos: se juega la confianza, el ritmo competitivo y la primera pieza de un sueño europeo que aún está intacto.

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