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Acerca de ciertas bebidas que no son agua

La prevalencia de sobrepeso y obesidad en niños y adolescentes se ha incrementado en las dos últimas décadas de manera muy evidente. Este importante aumento de la obesidad en niños y adolescentes coincide con un incremento en el consumo de azúcares añadidos, es decir, aquellos utilizados como ingredientes en alimentos industriales, como como es el caso de los snacks y las bebidas blandas.

El consumo masivo de bebidas blandas se consolidó en los años 60, convirtiéndose en parte de la dieta cotidiana, incluso en niños. En lugar de beber agua, se empezó a optar por tomar este tipo de bebidas. Por tanto, en los últimos años se ha evidenciado un elevado consumo de bebidas blandas en adolescentes. En España, el estudio enKid muestra ingestas elevadas en niños y adolescentes (53 g/día entre 2-5 años y 77,9 g entre los 14-17 años). También se ha producido tal aumento en ciertos países en vías de desarrollo. La falta de agua potable gratuita en las escuelas de ciertos países en vías de desarrollo ha sido el más efectivo mecanismo de promoción del consumo de bebidas blandas.

Uno de los factores de riesgo de obesidad es el consumo de azúcar en las bebidas. Se estima que una única lata de refresco al día durante un año puede hacernos engordar hasta 7 kg. En varios estudios se pone de manifiesto que el consumo regular de bebidas blandas que contienen hidratos de carbono induce un incremento de glucosa e insulina una hora después de su ingesta. Esta respuesta de la insulina estaría directamente vinculada con el índice de masa corporal (IMC).

Las bebidas blandas incluyen a los refrescos. Los refrescos pueden definirse como aquellas bebidas preparadas con agua y otros ingredientes a los que se les añade o no anhídrido carbónico. Las bebidas refrescantes más comunes son aquellas elaboradas a partir de extractos (colas, lima-limón), las gaseosas y las bebidas refrescantes aromatizadas.

El agua es el componente mayoritario de los refrescos, la cual debe tener menos de 4-5 mg/l de nitratos para evitar la corrosión de la lata. Respecto al resto de composición, destacar:

  • Los refrescos “light” y las gaseosas casi no llevan hidratos de carbono;

 

  • las bebidas isotónicas menos de 10 g/100 ml; las colas y tónicas, más de 10 g/100 ml.

 

  • La mayoría tiene cerca de 5 a 7 mEq/l de sodio. Sólo las bebidas isotónicas tienen de 15 a 20 mEq/l.

 

  • En cuanto al potasio, las isotónicas tienen sólo 5 mEq/l y el resto de refrescos prácticamente nada.

 

  • Las colas y las cervezas sin alcohol son pobres en calcio y ricas en fósforo (15 y 20 mg/dl).

 

  • La concentración de flúor depende de la concentración de flúor del agua con la que se elaboran. Por ello es muy variable.

 

  • Pueden además incluir aromatizantes, azúcares, acidulantes, colorantes, conservantes, antioxidantes, emulsionantes y estabilizantes.

 

Algunas investigaciones sugieren que el consumo de zumos y bebidas azucaradas provoca cambios metabólicos en el perfil lipoproteico que conducen a dislipemia aterogénica, caracterizada por una elevación de los triglicéridos, de las lipoproteínas de baja densidad (LDL = “colesterol malo”) y una disminución de las de alta densidad (HDL = “colesterol bueno”).

 En mujeres se ha observado una posible asociación entre fracturas óseas y consumo de bebidas refrescantes ricas en fosfatos. La ingesta elevada de fosfatos podría inducir a corto plazo hipocalcemia y, a largo plazo, osteoporosis. El riesgo sería mayor en invierno porque el mecanismo de absorción es dependiente de la vitamina D y la ingesta de ésta es siempre insuficiente, dependiendo en gran parte de la acción de los rayos ultravioleta.

 

Hoy en día existe mucha bibliografía que demuestra que el consumo de refrescos puede favorecer la erosión del esmalte de los dientes y, en consecuencia, el desarrollo de caries. Favorece la caída del pH dental a un punto crítico que induce a la desmineralización del esmalte.

 

Mención especial merecen aquellas bebidas con función energizante. Dichas bebidas han invadido el mercado en los últimos quince años. Se diseñaron en un origen como ayudas ergogénicas para aumentar el rendimiento de los deportistas. Son de venta libre y su consumo desvinculado del mundo de deporte es hoy habitual, incentivado por una feroz publicidad que les otorga supuestos efectos beneficiosos en lo referente al tiempo de reacción, la concentración, la memoria. Entre los jóvenes son especialmente populares. Las beben en discotecas y bares, escenarios muy alejados del entrenamiento deportivo. Al ingerirlas buscan aguantar toda la noche de fiesta y también mejorar el sabor de ciertas bebidas alcohólicas. Red Bull, por ejemplo, contiene cafeína, taurina y glucuronolactona. En Francia y Dinamarca está prohibida. La glucuronolactona fue desarrollada por el Departamento de Defensa de los EE.UU. en los años 60 para estimular la moral de las tropas en Vietnam. Actuaba como una droga alucinógena que calmaba el estrés de la guerra. Asociada al alcohol produce daño hepático, entre otros efectos secundarios. En lo referente a la taurina, podría ser ella una de las causas del “decaimiento” que frecuentemente padecen las personas tras la ingesta de estas bebidas energizantes. Se ha especulado que la depresión post-Red Bull era simplemente un efecto rebote de la cafeína. Sin embargo, la taurina parece tener también un papel importante a este respecto.

Deberíamos tener claro que no existe una receta mágica para mantenernos activos. De hecho, sería muy saludable si evitásemos el consumo de cualquier bebida energética. Una dieta equilibrada ofrece toda la taurina y energía necesaria para el día a día de un ser humano, sin las subidas y bajadas de activación bruscas provocadas por las bebidas energéticas. Incluso esto es así para los deportistas: no existen otros sustitutos para poder realizar actividad deportiva saludable y eficaz que el entrenamiento, el descanso y la buena alimentación.

Rosa Belén Mohedano, doctora en Medicina

Sobre el Autor

Campus de Villaviciosa de Odón - Madrid
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Europea Media es la clínica de medios de la Universidad Europea. Europea News es el periódico digital de la clínica de medios.

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