Amanda Sofía Mathison Delgado y Alberto Velasco Rosado
El pasado jueves 8 de septiembre, el mundo vivió uno de los hechos históricos más importantes de 2022: el fallecimiento de la Reina Isabel II. Este hito marcará un antes y un después en el Reino Unido, y sobre todo, en la Familia Real Británica, al día después Carlos III fuese proclamado oficialmente como rey de Gran Bretaña e Irlanda del norte, los restos mortales de Isabel II, estuvieron tres días en el castillo escocés de Balmoral, donde murió, y luego fue trasladada a la capital de escocia, Edimburgo.
El traslado comenzó el domingo pasadas las 10.00, hora local, por carretera y terminó sobre las 15.00, cuando llegaba al Palacio de Holyroodhouse, residencia real ubicada frente al Parlamento Regional escocés. Por el camino, el cortejo fúnebre ha pasado por las localidades de Ballater, Aberdeen y Dundee, entre otras.
El lunes, el féretro será trasladado en procesión hasta la Catedral de Saint Giles, también en Edimburgo, y ya al día siguiente irá en el avión real hasta Londres, en donde se celebrará el funeral de Estado el lunes 19 de septiembre tras cuatro días de velatorio.
La Catedral de Saint Giles recibía el féretro de la Reina Isabel II y abría sus puertas a los escoceses que entre lágrimas decían adiós a la que fue su reina durante más de setenta años.
El procedimiento de su llegada a la catedral se produjo en un cortejo fúnebre que lideraba el rey Carlos, acompañado del príncipe Andrés, el príncipe Eduardo y la princesa Ana.
Desde hace 22 años no se veía esa imagen de los hijos de la reina, en aquel entonces era el funeral de la Reina Isabel Bowes-Lyon, conocida como la Reina madre.
Tras 24 horas, el coche fúnebre llegaba al Palacio de Buckingham, eran las 08.04, hora local. Allí permanecería durante un breve tiempo y posteriormente sería trasladada al Parlamento Británico, la cual será su última estancia antes de que el domingo sea trasladada a la Abadía de Westminster.
A primera hora de la tarde del miércoles, el féretro era acompañado por los hijos de la monarca hasta el Westminster Hall, donde a las 18.00, hora local, abría las puertas de la capilla ardiente para que los ciudadanos británicos tuvieran la oportunidad de despedirse de su reina.
Se cumplía con la tradición de ‘La Vigilia de los Príncipes’, el protocolo para velar a la reina Isabel II liderada por sus cuatro hijos, Carlos, el príncipe Andrés, el príncipe Eduardo y la princesa Ana.