10 de marzo, 20:45 de la noche en la Castellana, cuando empieza a sonar el himno de la Champions, en ese momento el Madrid con la eliminatoria prácticamente sentenciada, como así interpretábamos la mayoría después del 0-2 en la ida estábamos a punto de presenciar una de las peores noches de la historia del madridismo en competición europea.
El Madrid, vigente campeón, pasa a la siguiente ronda dejando muchas dudas y muy mala imagen. Desde el minuto 1 vimos a un Schalke irreconocible y a un Madrid que no era al que nos tenían acostumbrado después de conseguir cuatro títulos (Copa del Rey, Champions, Supercopa de Europa y Mundialito) el año pasado.
Ayer era el Schalke el que manejaba el balón y tocaba bajo la batuta de Max Meyer, que conducía y movía el balón sin presión alguna, en definitiva el que dominaba era el que equipo alemán pero no entro el miedo en la grada hasta el minuto 20 cuando Fuchs metió el primer gol de los alemanes y se empezó a escuchar lo que serían los primeros pitos de la noche por parte de la grada.
Con el primer gol de los de Di Matteo se esperaba la reacción de los madridistas, pero no fue así a pesar del gol de Cristiano Ronaldo cinco minutos después, tal era la confusión y la sensación de impotencia del Madrid que Casillas la acuso en el segundo gol del conjunto minero fallando en el rechace y propiciando el gol de Huntelaar a pocos minutos del descanso, aunque otra vez Cristiano se encargo de poner el empate antes del final de los primeros 45 minutos.
En el descanso, los aficionados en la grada con la esperanza de que Ancelotti realizase algún cambio para poder remediar la situación y consiguiese mejorar considerablemente la imagen del equipo, pero no fue así, y no solo porque no realizo ningún cambio, sino porque salió exactamente igual y con la misma sensación que dejó en los últimos minutos de la primera parte. Mientras en la banda Modric y Marcelo calentaban, y empezaba el rumor en la grada y las ganas de volver a ver al croata con el balón y con la esperanza de que pudiese mejorar el partido y aportar más tranquilidad y equilibrio al juego del equipo.
A pesar de la mala imagen y el mal partido que estaba realizando, Benzema consiguió adelantar al Real Madrid y poner por primera vez en todo el partido por delante en el marcador al equipo local, parecía que la tranquilidad podía volver a la grada, pero tres minutos después Sane, sin marcaje alguno, con un chut colocado volvió a poner tablas en el marcador y a instaurar otra vez el el nerviosismo y la intranquilidad en los aficionados e incluso en los jugadores madridistas.
Con la entrada de Modric y recibido con honores de salvador y héroe se esperaba más posesión y toque, y así fue pero apenas duro unos minutos, y es que un error del croata al intentar robar un balón propicio el cuarto gol de los alemanes y ahora si y más que en ningún momento a lo largo del partido la grada se puso nerviosa y pitaba, sobre todo a Bale y Casillas, el cual, este último después de dos fallos consiguió resarcirse con dos grandes intervenciones en los últimos minutos para así evitar la remontada y conseguir un sufrido pase a cuartos tocando fondo y con sonora pitada y tremendo cabreo de la afición.
Jorge Almodóvar