Andrés Berlanga
Cientos de personas han resultado heridas en Jerusalén por enfrentamientos entre palestinos y la policía israelí.
Los judíos y palestinos llevan luchando por la misma tierra durante años. Tanto unos como otros piensan que ese territorio les pertenece y ambos piensan que la ciudad de Jerusalén debería de ser su capital, por lo que llevan en guerra desde hace más de 70 años.
En la actualidad, la ciudad se encuentra bajo el control israelí, pero la tensión esta semana ha aumentado cuando ciudadanos palestinos se manifestaron en la puerta de Damasco en Jerusalén. El principal motivo fue el posible desalojo de cuatro familias palestinas de un barrio la ciudad, que fue solicitado por organizaciones judías que reclaman la propiedad de las viviendas.
Mientras que la Unión Europea y Estados Unidos pidieron rebajar las tensiones, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, defendió la gestión policial afirmando que Israel mantiene “la ley y el orden”.
«La Unión Europea hace un llamamiento a las autoridades israelíes para que actúen con urgencia para rebajar las actuales tensiones en Jerusalén«, dijo en un comunicado el portavoz principal de la diplomacia europea, Peter Stano. «La violencia y la incitación son inaceptables y los perpetradores de todas las partes deben rendir cuentas», señaló, al insistir en que «deben evitarse los actos de incitación y debe respetarse el ‘statu quo'».
La UE insiste en que «los líderes políticos, religiosos y comunitarios de todas las partes deben mostrar moderación y responsabilidad y hacer todo lo posible por calmar esta situación volátil».
También es «motivo de grave preocupación» para los Veintisiete la situación con respecto a los desalojos de familias palestinas en Sheikh Jarrah y otras zonas de Jerusalén Oriental. Esas acciones son «ilegales según el derecho internacional humanitario y solo sirven para avivar las tensiones sobre el terreno», concluyó Stano.
Por otro lado, Israel rechaza las presiones para que no se construya en Jerusalén, según dijo Netanyahu tras días de disturbios y una condena internacional generalizada por los desalojos. “A mi pesar, esta presión ha aumentado últimamente», dijo Netanyahu durante un discurso televisado antes de las conmemoraciones nacionales de la captura israelí de Jerusalén Este en una guerra de 1967. “Jerusalén es la capital de Israel y, al igual que toda nación construye en su capital, nosotros también tenemos derecho a construir en Jerusalén. Eso es lo que hemos hecho y lo que seguiremos haciendo», reivindicó.
La incertidumbre por el futuro del barrio de Sheik Jarrah ha avivado los enfrentamientos diarios y también Washington se encuentra «profundamente preocupado» y quiere que «las autoridades se acercaran a los residentes con compasión y respeto».
Jerusalén Este es uno de los territorios que los palestinos buscan para un futuro Estado. Las negociaciones con Israel, patrocinadas por Estados Unidos, se estancaron en 2014. Tel Aviv considera que toda Jerusalén es su capital, un estatus que no es reconocido en el extranjero.