En la nueva ronda de negociaciones entre el estado de Irán y las potencias del Grupo 5+1, el pasado 2 de abril en Viena, se centró en las sanciones que pesan contra la economía iraní y cómo eliminarlas.

Este acuerdo de cambio en las relaciones internacionales viene marcado por las diferencias geopolíticas de Oriente Medio, entre los suníes y los chiíes, apoyados por Arabia Saudí e Irán respectivamente.

En EEUU se abrirá un debate tras el acuerdo anunciado sobre la situación nuclear de Irán. Sus defensores se muestran encantados ante las limitaciones que Occidente impondrá al régimen de los ayatolás al desarrollo de la tecnología nuclear, según informa el periódico Expansión.

Los aspectos técnicos de este pacto han guardado las repercusiones más profundas del análisis. La Secretaría de Estado escribe: “Las soluciones son buenas para todos, tal y como están. No hay necesidad de transformarlas usando fichas técnicas tan temprano”.

«Esta decisión del Senado es un asunto interno de EE.UU. y no le quitará al Gobierno de EE.UU. ninguna obligación que pueda contraer en un posible acuerdo. Aunque es evidente que la firma de esta legislación traiciona el principio fundamental de la buena fe y conlleva consecuencias», ha advertido Araqchi.

Las negociaciones empezaron hace doce años para evitar que el islam desarrollase un arsenal nuclear. A pesar de ello EEUU, durante veinte años mantuvo, que la fabricación de este armamento iba en contra de los intereses del país y que llegarían a usar la fuerza, en caso de ser necesario, para evitar este “progreso”.

Las centrifugadoras, armamento nuclear iraní, han pasado a 20.000 de casi un centenar que eran en su inicio. Actualmente, la amenaza afecta menos a Irán que a Occidente.

Estados Unidos está considerando permitir que Teherán utilice cientos de centrifugadoras a la vez en un búnker subterráneo que alguna vez fue secreto a cambio de limitar su trabajo y funcionamiento en otros sitios, dijeron autoridades a The Associated Press.

Adela Rosety