Julia Martínez Pulido y Marcos Rodríguez López
Las historias y los personajes de Tim Burton nos han acompañado en algún momento de nuestra vida desde nuestra niñez, y ahora, podemos disfrutar de la esencia del director en “Tim Burton, el laberinto”, exposición que se estrenó este mes de octubre y que continuará hasta el 11 de diciembre en el Espacio Ibercaja Delicias, en Madrid.
La empresa de producciones Letsgo ha sido la principal artífice de este hecho, pues ha estado desde hace tiempo trabajando de la mano con el director americano en este proyecto para poder traerlo a Madrid. Y Europea Media ha querido estar ahí para comprobarlo.
Tras una breve introducción de uno de los trabajadores de la empresa Letsgo, en donde nos contaría el tiempo que estuvieron en contacto con Tim Burton, yendo a Inglaterra y viniendo el director también a España, además de una descripción de la experiencia donde nos hablaría de que «El Laberinto es un proyecto que mezcla exposición, juego inmersivo y set cinematográfico», por fin nos adentraríamos en el laberinto. La exposición se trata de una experiencia inmersiva, como hemos mencionado, donde de forma grupal, en pareja o individualmente, entras en una sala dónde hay varias puertas y debes escoger solo una. A partir de ahí, entras en hasta quince salas que escoges a ciegas, ya que cada puerta que abres te traslada a otra habitación con una temática diferente, y no puedes volver atrás ni abrir dos puertas a la vez bajo ninguna circunstancia, pero donde siempre habría un operario para ayudarte en caso de que así lo necesitaras o si surgiera algún problema.
Cada sala está basada en una de sus películas, con dibujos, proyecciones y estatuas, que consiguen adentrarte en el mundo de ficción de Burton. Las más grandes y que más impactaban al espectador, como no podía ser de otra forma, fueron las salas ambientadas en las películas Alicia en el país de las maravillas (2010), La novia cadáver (2005) y Eduardo Manostijeras (1990). Pero no solo eso, sino que el laberinto también tiene salas ambientadas en algún tema concreto, como puede ser el de animales o el de villanos, donde se recrean también dibujos, bocetos, animaciones, atrezo e incluso ropa de los propios personajes. Todo ello, además, ambientado de tal forma que pareces estar dentro de dichas películas y con estatuas de personajes tan míticos de las mismas como pueden ser Emily (de La novia cadáver) o el Joker (de Batman).
Cada sala cuenta además con un aliciente especial, y es que dentro de todas las salas hay una serie de carteles que cuentan con declaraciones de actores, editores, productores y demás personalidades que cuentan cómo es la experiencia de trabajar con el director estadounidense, destacando las de Rick Heinrichs, Ian Mackinnon, o sobre todo, Johnny Depp, quien entre otras cosas decía que la primera vez que le propusieron trabajar con él le bastó con ver sus dibujos y animaciones para saber que quería hacerlo.
La experiencia termina de forma que tras salir por la última puerta, que es la misma para todos independientemente del orden que hayas ido siguiendo, esta te dirige hacia la salida donde también te encuentras con un puesto de artículos sobre la obra del director con tazas, libros, camisetas y demás merchandising.
