Amanda Mathison
Una nueva tecnología financiada por la NASA para futuras misiones espaciales puede cargar un automóvil eléctrico en solo cinco minutos
Las baterías de alta capacidad han dado paso a un problema que también preocupa a la industria: los tiempos de carga. Hoy en día ya se han implementado cargadores con potencias de 350 kW que serían capaces de recargar un coche eléctrico con una batería de capacidad media (60-70 kWh) hasta el 80 % en aproximadamente 15 minutos.
Para eso es necesario que el coche admita estas potencias y que la curva de carga se mantenga constante. Ninguna de las dos cosas ocurre actualmente.
La NASA está muy interesada en solucionar el problema de la velocidad de carga. Por eso acaba de anunciar que está trabajando en una tecnología para reducir el tiempo de carga de una batería a cinco minutos. El enfriamiento extremo del sistema de carga, directamente derivado de tecnologías espaciales es el secreto para lograrlo.
Si bien los detalles sobre este sistema de carga no han salido a la luz, sí se sabe que se basa en un dispositivo de refrigeración por líquido dieléctrico similar al que se utiliza para la gestión térmica de los sistemas de energía de fisión nuclear.
Detrás de este gran invento hay varias soluciones tecnológicas, complicadas de explicar técnicamente, y que son fruto de muchos años de estudio y experimentación. Su resultado es que la intensidad de la corriente se elevaría hasta los 1.400 amperios, de ahí la necesidad de implementar un sistema de refrigeración muy poderoso.
El equipo de desarrollo de la Universidad estadounidense de Purdue ya ha sido capaz de obtener una intensidad de corriente de 2.400 A, muy por encima de lo necesario para lograr recargar una batería en cinco minutos.
Se trata de una solución experimental lograda bajo las condiciones controladas de un laboratorio que deberá llevar a la práctica de los coches actuales y ver si verdaderamente funciona en el día a día de un eléctrico.
Una de las primeras dudas que suscita esta tecnología, que precisa implementar los equipos para lograr altas intensidades de potencia y los que formarán parte del sistema de refrigeración, es su coste. Un precio que no solo habrá que repercutir sobre el equipo de recarga sino también sobre las baterías que serán capaces de soportar estos niveles de corriente.