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Lola Beccaria presenta su novela: »Mientras no digas te quiero»

Lola Beccaria (Ferrol, 1963), es doctora en Filología Hispánica por la Universidad Complutense de Madrid, y se ha formado en Terapia Gestalt por el Centro de Terapia y Psicología de Madrid. En su último libro, Mientras no digas te quiero, Lola Beccaria se centra en el tema de las emociones, los sentimientos y el amor. En el, un grupo de mujeres con distintos puntos de vista, perdidas cada una a su manera, se apuntan a un cursillo de seducción mediante el que pretenden superar sus propias limitaciones, sus miedos, para volver a encontrar su lugar en una sociedad en la que se sienten perdidas. »Creo que nunca los hombre habían estado tan enfadados con las mujeres ni las mujeres con los hombres y todo es por falta de comunicación».

Entrevista a Lola Beccaria

P: Para empezar la entrevista quería preguntarte por Iris, la protagonista del libro, la persona encargada de llevar ese cursillo de seducción sobre el que se desarrolla la trama. Iris no parece una psicóloga al uso, tiene miedo y se encuentra perdida, es demasiado racional y no sabe que hacer con su vida sentimental. Es casi lo contrario de lo que podría llamarse un héroe al uso, ¿cómo te decidiste por estas características para el personaje principal de tu novela?

Lola Beccaria: Primero me parecía que era muy importante que hubiera alguien en ese grupo de mujeres, que pueden representar lo que mis amigas y yo hablando, un patrón que se repite en casi todos los grupos de amigas, quería construir un grupo que pusieran en común cada punto de vista, con diversidad de opiniones y situaciones, y que hubiera alguien que supiera del tema, que pudiera aportar un conocimiento psicológico especializado pero sin ponerse por encima de nadie, que no estuviera en un púlpito. Ella tiene determinadas claves, es decir, la historia en el fondo tiene que ver con una cita que decía: »Toda revelación esencial del ser humano pasa, necesariamente, por el desfiladero de la palabra», y eso significa que todo lo que aprendemos de nosotros mismos procede del diálogo con los demás, malamente nosotros mirándonos al espejo en la soledad de nuestra vida podemos obtener revelaciones de calado, si no es mirándonos en el espejo de los demás, obteniendo respuestas de los demás, feedbacks. Porque si no, vivimos en una carcel, y no acabamos nunca de conocernos. Por eso quería que Iris fuera así, que tuviera unas claves pero no otras, ella necesita las claves de las demás, hacer una aventura de conocimiento como el resto. Cada una aporta su bagage, Iris aporta su conocimiento teórico y experiencial.

 

P: Las mujeres del libro forman un grupo muy diverso, cada una tiene una personalidad muy marcada y unos con problemas muy concretos, en especial Iris, que se niega en un principio a impartir el taller. ¿Qué es lo que la impulsa a continuar a pesar del miedo?

Lola Beccaria: Yo la verdad, como me identifico mucho con Iris, he escrito esta novela desde mi propia experiencia de confusión e incapacidad para construir una relación emocional, no puedo abrirme más y ser más sincera, el hecho de anhelar una relación, esa vivencia maravillosa y no conseguir realizarla, me ha llevado a intentar encontrar respuestas. Escribir es un proceso de búsqueda, nunca se como va a acabar un libro, empiezo a escribirlo y es como si hiciera el mismo proceso de conocimiento que la protagonista, como si la propia escritura construyera un espacio que ni uno mismo conoce y que le resulta revelador como se van moviendo los personajes, como si cobraran vida y te fueran enseñando cosas. Iris decide organizar el taller porque de pronto se da cuenta de que no puede vivir de espaldas al amor, de que es verdad que es doloroso arriesgarse a amar, pero también vivir de espaldas a las emociones te pasa una factura igual o más dolorosa si cabe. Ella está todavía enganchada de su anterior relación, del »Fantasma de la ópera», como su abuela le dice, has enterrado a este hombre, pero también tus sentimientos.

 

P: Dices haber puesto tu alma en el libro, basándote en tus experiencias vitales, tanto buenas como malas. ¿Es el libro un reflejo de ti, de la sociedad actual?

Lola Beccaria: Puede ser, la verdad es que yo me desnudo bastante en los libros, me parece que son desnudeces honorables, que en el fondo lo que hacen es decir: »Estoy igual de perdida que vosotros, vamos a ver que podemos hacer entre todos». Creo que escribiendo aporto mi granito de arena, tengo conocimientos de psicología y mi propia experiencia me ha servido para hacer una reflexión muy profunda sobre lo que los seres humanos necesitamos y sobre los conflictos que se nos presentan a la hora de ir en su busca, ese es mi tema favorito y me gusta mirar y escuchar a los demás, creo que todas esas reflexiones pueden aportar luz a esta oscuridad que ahora mismo reina en el mundo de los afectos.

 

P: Nos encontramos en un tiempo en el que, como comentan dos de tus personajes, muchas veces se confunde el sexo con el amor, un tiempo en el que el arte de la seducción se está perdiendo y unicamente se busca el placer inmediato. »El sexo ya no tiene secretos para nosotros. Sin embargo, el amor es cada vez más misterioso» Recoges en una de las páginas. ¿Qué opinas de este tema?

Lola Beccaria: En primer lugar, el sexo para mi es también una necesidad primordial del ser humano, en su día he escrito sobre sexualidad femenina porque me parecía que la sociedad lo necesitaba. Creo que la sociedad siempre ha tenido una represión sexual y emocional, no creo que las emociones hayan sido nunca un terreno que se haya podido expresar con libertad. La buena noticia es que ya no hay represión sexual (risas), es una buena noticia, pero por eso ahora mismo me interesa mucho más hablar de amor, antes el sexo era el proscrito y ahora lo es el amor. Creo que el sexo se está utilizando como una moneda de cambio del amor, muchas veces por no querer o no atreverse a establecer una relación más profunda, vamos de cama en cama sin construir nada. Creo que ahora mismo nos estamos refugiando en el sexo porque no tenemos las claves para construir una relación emocional o porque creemos -sobre todo las mujeres hoy en día- que somos muy modernas porque nos vamos a la cama sin transición, porque en seguida hacemos uso de nuestra libertad sexual. A mi me parece muy bien, estoy totalmente a favor de que, si dos personas se encuentran y existe un pacto erótico entre ellas de que esto es sexo y ya está, se vayan a la cama sabiéndolo. El problema surge cuando la persona empieza a querer algo más, el cariño se construye, una caricia de una noche nada más conocer a alguien, es una caricia erótica, no de cariño. La gente no está dispuesta a reconocer su necesidad emocional, esa necesidad es incómoda, si la reconoces tienes que ponerte a ello, algo tan sencillo como que si tienes hambre tienes que ir a la nevera a comer algo. Si reconoces que necesitas amar y ser amado tienes que ponerte a buscarlo. Como no queremos asumir esta necesidad, lo que se busca ahora es este sucedáneo, el sexo.

 

P: Eso me recuerda a Iris que, al tiempo que defiende públicamente el amor, en su vida privada recurre a frases como: »Mientras no digas te quiero, todo va bien». Esa última frase forma parte del título de tu libro, una frase que parece un refugio contra el amor. Mientras no digas te quiero ¿Qué implica realmente esa frase? ¿Por qué elegiste ese título para tu novela?

Lola Beccaria: El amor es el intercambio del cuerpo y del alma, hoy en día nadie intercambia el alma, el problema surge cuando quieres algo más, que es cuando no te atreves a expresarlo, no te atreves a decir »te quiero» y por eso el título: Mientras no digas te quiero. Quieres expresar esa necesidad pero no puedes, y vives amordazado, ese pacto previo del que hablábamos y que era erótico se convierte en un aperitivo, y estás esperando la comida, que es el amor, y que nunca llega. Porque el amor hay que construirlo, y una de las esencias de esta construcción es poner en palabras y gestos la expresión amorosa, si no expresas amor el otro nunca va a saber lo que quieres. No nos atrevemos a expresar el amor porque nos da vergüenza, por miedo al rechazo, nos amordazamos con la esperanza de que la persona no se vaya, y finalmente se va, porque si no hablamos de amor una relación erótica tiene fecha de caducidad, al final nos quedamos sin ello. Por eso ahora las relaciones dejan un poso agridulce y una sensación de enfadado. Creo que nunca los hombre habían estado tan enfadados con las mujeres ni las mujeres con los hombres, y todo es por falta de comunicación.

 

P: Se podría decir que tu libro, aunque no se trata de un libro de autoayuda, es casi una búsqueda de conocimiento que nos ayuda a ver nuestros propios fallos al reconocerlos en los personajes que le dan vida. Hay una palabra que se usa mucho en uno de los capítulos: »Introyectos», o por decirlo de otra manera, patrones o maneras de pensar que no son verdaderamente nuestros y nos impiden hacer ciertas cosas. ¿Buscas con el libro una reacción en tus lectores?

Lola Beccaria: Si, claro que si. En primer lugar lo que quería era, al construir los personajes, esas mujeres a las que he construido muy minuciosamente, quería que representaran el mayor número de patrones de las situaciones y conflictos que se producen hoy en día frente al amor. Como la mujer que tiene una relación con un hombre casado, ese es un patrón que está muy extendido ahora mismo, y quizá en menor medida el de las mujeres casadas que tienen relaciones con hombres solteros. Otro es el de la mujer casada que anhela recuperar el deseo de su marido, creo que hoy en día hay muchos matrimonios que sufren ese problema, esa sensación de falta de deseo. La mujer moderna, progresista, quemada del amor, que le ha dado la espalda y no quiere saber nada, porque sus experiencias pasadas han sido tan dolorosas que ya no quiere saber nada. La mujer tradicional o convencional de cierta edad que quiere reciclarse y ver como puede conseguir una pareja en este »mercado del amor» que hay hoy en día (risas). O la treinta-añera que no quiere hacerse mayor, que es algo que creo que nos pasa a todos, tanto a mujeres como a hombres, el no querer crecer, a echar raíces renunciando al resto de las opciones. Mujeres diversas con edades también muy diversas, entre los veinte y los cincuenta, con el objetivo de que cualquier lector se pueda sentir identificado y al igual que estas mujeres que llegan a la terapia bloqueadas, en un punto muerto que piensan que no tiene solución, a lo largo de la novela hagan un proceso de auto-conocimiento y revelación, desbloqueándose finalmente, y yendo a por lo que realmente quieren.

 

P: La mitología es una parte recurrente en el libro, cada una de las mujeres adopta el papel de una diosa. Con los valores que cada una representa, son un mosaico de las distintas personalidades que forman el ser humano, de sus miedos y sus deseos. ¿Que significan estas diosas para ti?

Lola Beccaria: Las diosas representan los arquetipos de occidente, somos herederos de la cultura grecolatina. El sentido de las diosas es que permiten representar las distintas facetas y aspectos que una persona, para tener una vida completa y feliz, debería cultivar o cuidar en su vida. Tiene que haber un equilibrio entre las distintas fuerzas, no son tan importantes los papeles, como el que cada una se de cuenta de que necesita un poco de cada diosa para ser felices. Para mi hay dos fuerzas importantes, por lo menos para la mujer, y son compaginar la realización personal con poder entregarse a una relación emocional.

 

P: El amor es un tema omnipresente en la historia, frases como: »El polo opuesto de la muerte no es la vida. El contrario de la muerte es el amor» o »La humanidad sigue en pie por el amor, y sin él ya se habría destruido» ¿Es tú libro, por decirlo de alguna manera, un llamamiento en defensa del amor?

Lola Beccaria: Totalmente, estoy convencida de que es un llamamiento, de hecho al principio del libro hay una cita mía, la escribí porque me apetecía escribir mi propia cita: »No importa lo que nos haya hecho la vida, no importan las pocas fuerzas que nos queden o el dolor sufrido. No podemos seguir viviendo en el desierto. Debemos dominar nuestra flaqueza, arrastrarnos por la tierra si es preciso y regresar al corazón.» Es casi como un manifiesto, considero que hoy en día hay dificultades para establecer relaciones, que hay que ponerlo sobre la mesa y que la sociedad comience a hablar de esto, creo que hay que regresar al corazón y que esta novela está poniendo alguna piedrecitas en el camino, poniendo sobre la mesa algunos de los conflictos que están en el fondo de esta dificultad para relacionarse, para amar. Parto de la base de que nos hemos quedado sin referentes, sin un lenguaje o una forma de expresión para el amor, y que, si no podemos recuperarlos, habría que crear unos nuevos.

 

P: Por último me gustaría preguntarte sobre tus proyectos de futuro, ¿planeas publicar alguna novela próximamente?

Lola Beccaria: Ahora mismo estoy tan pegada a esta novela, que, aunque puede que ahora mismo la próxima idea ya esté surgiendo, no puedo verlo. Yo funciono mucho con espacios de tiempo, para escribir una novela necesito que entre una novela y otra haya un tiempo lo suficientemente importante como para »rellenar el depósito», de la experiencia y las vivencia. Mi actividad literaria tiene mucho que ver con la necesidad que se crea en mi de contar algo, si no vives, malamente puedes escribir nada que este teñido de emoción y de conocimiento. Quizá la siguiente novela sea que pasa cuando por fin te reconoces a ti misma que quieres una relación y ten pones a construirla, porque esa también es otra (risas). Creo que si que voy a seguir tratando el asunto, de ver como construimos un nuevo lenguaje del amor, un nuevo romanticismo en el que rechacemos los roles que ya no nos sirven y podamos volver a expresar nuestras emociones con facilidad. Animo a la gente a que se atreva a expresar sus emociones, a riesgo de que se vayan corriendo, de que nos dejen, de que se nos desuelle el alma; da lo mismo, pero hay que atreverse, ya que es la única manera de que en algún momento dado alguien pueda conectar con esa necesidad nuestra y podamos construir una relación.

Jaime Mayoral Pérez

Sobre el Autor

Campus de Villaviciosa de Odón - Madrid
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