Valeria Rodríguez y Matilde López.
Miles de organismos internacionales han estado pendientes durante esta semana de qué ocurriría con el cohete chino Long March 5B que se descontroló en su reentrada en la atmósfera terrestre. Muchas han sido las especulaciones que se han realizado entre los especialistas y aficionados sobre su posible destino.
China lanzó la semana pasada, con éxito al alcanzar la órbita deseada, el primer módulo de la estación espacial china conocido como Tianhe que pretende convertirse en la alternativa a Estación Espacial Internacional (ISS). A pesar de su éxito, una vez ya separada la etapa principal de los cuatro cohetes que se encargaban de dar el empuje necesario al módulo, el cohete Long March 5B entró en descontrol 492 segundos después del lanzamiento.
Es común que los cohetes una vez que han puesto en órbita la carga hagan una reentrada controlada en la atmósfera cayendo así en un punto concreto o desintegrándose por la fricción con esta capa. En el caso de este cohete se comprobó que no se podía realizar dicha maniobra y estuvo dando vueltas sin control alrededor de la Tierra durante varios días. La cuestión que estuvo en boca de los organismos internacionales, especialistas y aficionados fue cómo y dónde iba a caer el artefacto.
El tamaño del objeto con una masa estimada de entre 17 y 21 toneladas, un tamaño de aproximadamente 30 metros, y la velocidad a la que avanzaba –unos 28.000 kilómetros por hora– motivó la activación de varios de los servicios de vigilancia espacial más importantes del mundo, entre ellos el Pentágono o el Servicio de Vigilancia y Seguimiento Espacial de la Unión Europea (EUSST). Quienes consideraban que era improbable que colisionara contra una zona con población puesto que el océano compone la mayor parte de la superficie terrestre y abogaban por su desintegración al entrar en contacto con la atmósfera como la opción más factible.
Efectivamente, según informó la Agencia Espacial Nacional de China, la colisión del cohete se dio este sábado pasadas las 11pm horas de Estados Unidos en el océano índico, precisamente al oeste de Maldivas. La agencia espacial de China comunicó que “La mayor parte del cohete fue destruido al reingresar a la atmósfera.”
El descontrol del cohete mantuvo la incertidumbre y el suspenso durante varios días con respecto a su paradero. Aunque no se tenía preciso el lugar donde este aterrizaría, se tenía una “zona de riesgo” que La Agencia Espacial Europea predijo, “Cualquier porción de la superficie de la Tierra entre aproximadamente 41,5 N y 41,5 S de latitud”, lo que abarcaba en su mayoría a todo el continente americano, grandes partes de Asia, al sur de Japón, toda Australia y África y países como Italia, Grecia, Portugal y España.
No se ocasionaron daños algunos con su aterrizaje. Anteriormente China había comunicado la alta improbabilidad que existía de que los restos al caer causaran algún daño, ya que contaban con su total desintegración al momento de chocar con la atmósfera.
Por su lado, Bill Nelson, administrador de la Nasa comunicó su fuerte crítica con respecto al tema, acusando a China de irresponsable, «Es fundamental que China y todas las naciones y entidades comerciales con viajes espaciales actúen de manera responsable y transparente en el espacio para garantizar la seguridad, la estabilidad y la sostenibilidad a largo plazo de las actividades en el espacio exterior”, según publicó BBC news.