Natalia Barrero e Inés Suela
El Presidente Mariano Rajoy se encargó de inaugurar la Semana de la Comunicación y Marketing en la Universidad Europea dando una conferencia con el fin de ayudar a los más jóvenes; los futuros periodistas y comunicadores. En un auditorio ocupado por los alumnos de comunicación audiovisual, periodismo, publicidad y marketing y los miembros del claustro, nos habló de su visión sobre la comunicación política tras las experiencias acumuladas a lo largo de su carrera profesional.
La bienvenida a este evento académico fue realizada por Francisco García Pascual, decano de la
Facultad de Ciencias Sociales y de la Comunicación, quien hizo una breve introducción y dio pie a
Miguel Carmelo, CEO de la Universidad Europea, quien dio paso al invitado estrella.
El ex-presidente del Gobierno comenzó agradeciendo su invitación a este acto, cuyo tema principal sería la comunicación política y la prensa. Recalcó, en reiteradas ocasiones, que no es un experto en este ámbito y que no pretende dar palabras y definiciones claras acerca de la historia de esta disciplina política.
«La comunicación política es una obligación democrática. Una buena comunicación ayuda y da
claridad, mientras que una mala comunicación crispa, divide y genera problemas», explicó Rajoy.
“¿Qué pasaría si un político fuese incapaz de transmitir sus inquietudes, sus ideales y sus logros
a su país?”, continuó. El ex-presidente del Gobierno formulaba esta pregunta con la finalidad de que entendiéramos que si un gobernante es incapaz de transmitir sus ideales y sus logros, tiene un
problema político y, entre otros, un problema de, vulgarmente hablando, ‘no saber poner orden’.
Según el ex-mandatario, “la experiencia muestra que no se pierde nada por recordar obviedades”, es
decir, que conviene saber qué se quiere decir y de qué se habla, porque para un político, y sobre
todo para un gobernante, lo más importante es defender sus posiciones y comunicar. Por
razones de interés político, la comunicación es importante para darse a entender, dicho de
otra forma, la comunicación facilita la gobernabilidad.
«Se tiende a hablar por hablar para intentar aparecer en los medios y crea, en parte, un problema que perjudica a la ciudadanía», comentó el ex-primer ministro. Además, Rajoy hizo referencias a situaciones reales y concretas, como es el caso de Ucrania, diciendo así: “El presidente Zelenski ha ganado a Putin, ya que comunica de manera noble y representa su figura como parte del pueblo, es decir, sus palabras corresponden con sus hechos”. Mediante esta referencia, entendemos que quiere dar a entender que Vlodimir Zelenski le da un buen mensaje a sus ciudadanos y utiliza la comunicación con buena causa, pues cree que si se hubiese callado, se hubiesen sembrado dudas en el pueblo ucraniano sobre la determinación y,entre otras cosas, dudas sobre la actitud del Gobierno.
«Conviene comunicar con conocimiento de causa y cuidar las palabras a medida de la importancia
del tema», afirmaba Rajoy. «Principalmente hay que saber en qué momento se comunica y saber
manejar el tiempo, qué debes de decir y qué no», prosiguió. Por todo esto, cree que el gobernante ha de transmitir tranquilidad y buscar fórmulas que ayuden. Por esto, hace la siguiente afirmación: “El buen gobernante habla cuando es necesario y se calla cuando no es conveniente”, relatando acerca de la importancia del lenguaje en determinados momentos. Un político puede hacer cambiar de opinión según lo que promete. Asegura que la credibilidad tiene tal fuerza, que “sin credibilidad no hay comunicación que valga”, confirma así Mariano Rajoy, concluyendo con: “Quien pierde la credibilidad, tiene muy difícil comunicar y que le crean”. No se debe mentir, no es algo propio, ni bueno, para la persona y para su comunicación; sin credibilidad no hay comunicación que valga.
Finalizaría el acto citando nuevamente a la comunicación y su importancia, afirmando que «la
buena comunicación se basa en hechos, en mirar el interés general”. La comunicación política para nuestro ex-presidente es una parte indispensable de la buena política y todos los elementos se pueden convertir en mentiras por la mala comunicación. Concluyó finalmente explicando que una buena comunicación requiere una política responsable y no en consigna que divida a amigos y enemigos.