Marcos Rodríguez López y Eva María García Barbosa
El miércoles 30 de marzo comenzó la jornada con una intervención de Manuel Martos en el auditorio de la Universidad Europea. El encuentro, que sería conducido por la docente y responsable de Europea Media, Rosa María Mateos, empezaría con una presentación de nuestro invitado, contándonos sus inicios académicos, donde nos sorprendería mencionando que, pese a querer dedicarse desde siempre al mundo de la música, estudió el grado de Administración y Dirección de Empresas, y no en cualquier sitio; en la Universidad Europea.
Mencionó que el haber estudiado ADE pudo ayudar de cara al futuro y de cara a su verdadera vocación. «Al fin y al cabo un artista musical no deja de ser un empresario también», afirmó. Ya que adquirió habilidades y conocimientos que ha podido aplicar para ayudar a impulsar las carreras profesionales de los artistas con los que trabaja.
El productor nos contaría cómo ha sido su experiencia de trabajar y colaborar con su padre, el gran Raphael, mencionando que es una persona que sabe escuchar, pero que siempre ha tenido muy claro lo que quiere hacer. «Yo te digo lo que pienso, y luego tú ya haces lo que quieres», dijo Manuel entre risas. Otro de los temas comentados por Manuel fue la adaptación que hubo en la industria musical en la pandemia “Lo bueno de la música es que independientemente de estos hechos, la música ha continuado” afirmó. «Es cierto que también tuvimos la suerte de poder seguir trabajando gracias a que muchos tenían algún estudio en su casa y la difusión de las redes sociales», finalizó.
Cuando Rosa le preguntó qué cambios se han implementado en la industria musical, Manuel Martos nos diría que la evolución y el desarrollo de la producción musical ha cambiado «una barbaridad», anteriormente la producción de una canción requería mucho tiempo y planificación, y en la actualidad todo es mucho más dinámico y vertiginoso, debido a que los hábitos de consumo han cambiado. «Pero esto, como todo, considero que tiene su parte buena y su parte mala», prosiguió.
Tras esto, vendría una pequeña ronda de preguntas por parte del público, en donde volvería a salir el nombre de su padre para saber del grado de dificultad que puede suponer trabajar con él. Para responder volvió a repetir que para nada es difícil trabajar con él, pues a la hora de ello lo hace como con cualquier otro artista. «A veces más que un director artístico, tenemos que actuar como un gestor o un psicólogo, saber cómo poder trabajar con ellos», mencionó. «A los artistas que iban saliendo de la academia les decía que el capitán del barco son ellos, no yo; yo solo soy su ayudante y acompañante», continuó nuestro ponente para responder a la cuestión. Otro tema que se repetiría sería el de la pandemia, en donde en este caso respondió más con la parte personal que la profesional, «a veces me ponía nervioso de que en alguna de las reuniones telemáticas se me colara en la habitación alguno de mis hijos», comentó riéndose. «Aunque sigo diciendo que fui un afortunado de poder seguir realizando mi trabajo casi con la misma normalidad, aunque sí que es cierto que de una forma más fría y menos personal».
Incluso les brindaría a los alumnos algunos consejos que pueden ser muy útiles para trabajar en la industria, como ser proactivo y tomar la iniciativa, y sentirse parte del equipo de trabajo es fundamental para trabajar en el medio audiovisual. «Creo que al fin y al cabo, como en todo, debes hacer lo que te apasiona», cuando haces lo que verdaderamente te gusta, lo haces mejor.
También opinó que es muy importante estar bien rodeado, y que el boca a boca seguirá funcionando muy bien.
Sería entonces cuando Rosa le haría una calurosa despedida, acompañada de un fortísimo aplauso por parte del público.