Sandra Chuvieco Martín
Este lunes 19 de septiembre, se cumple un año de la erupción del volcán de la isla canaria de La Palma, un gran fenómeno geológico que ha obligado a movilizar una gran serie de recursos públicos y a una velocidad sin precedentes en la historia de los desastres naturales que han ocurrido en nuestro país.
En el primer aniversario de este acontecimiento, casi 200 afectados siguen viviendo en hoteles porque no tienen otro lugar donde alojarse y los sectores que mueven la economía palmera (principalmente la agricultura y el turismo) todavía no saben cómo podrán recuperarse de este desastre.
En total, más de 7.000 personas fueron evacuadas de sus casas, buena parte de ellas al menos durante los tres meses que duró la erupción, lo cuál representa el 8,2% de la población de la isla canaria.
Además, 2.329 personas residían en el perímetro cubierto por la lava o la ceniza y los datos oficiales apuntan a que 1.676 edificaciones fueron destruidas o dañadas por las coladas, entre ellas 1.345 viviendas, 180 cuartos de aperos agrícolas, 75 edificios industriales, 44 instalaciones de ocio y hostelería y 16 inmuebles de uso público, como colegios o iglesias, entre otros.
Barrios enteros ya no existen y otros tienen ríos de roca en mitad de sus calles, al igual que 73,8 kilómetros de carreteras y vías urbanas fueron sepultadas. También se vieron afectadas 370 hectáreas de cultivo afectadas, entre ellas 228 de plátano, 68 de viñas y 27 de aguacate.
Se calcula que el destrozo supuso 982 millones de euros en daños de todo tipo, a bienes públicos y privados, según la estimación del Gobierno de Canarias. Las ayudas para La Palma ascienden a 565,54 millones de euros ya entregadas por el Gobierno central con la colaboración del Ejecutivo canario, con 7.091 expedientes iniciados a instancias de los damnificados, el 96 % ya firmados.
El Gobierno canario compró 139 viviendas y casas modulares para ponerlas a disposición de quienes perdieron su hogar, y concedió 488 ayudas para el pago de alquileres.
Cerca de 200 personas siguen viviendo en hoteles un año después, más de la mitad de ellas, desalojados por las altas concentraciones de CO2 y otros gases volcánicos, a niveles que pueden resultar muy dañinos para la salud. A ellos se suma una cifra no determinada de personas que residen con familiares o en otro tipo de alojamientos, como las caravanas. Sin olvidarnos de los más pequeños, 93 niños han perdido su colegio de siempre, 44 son alumnos de dos centros que desaparecieron bajo la lava y los 49 del que ha quedado inutilizado tras la erupción.
De los 13,64 millones de euros recibidos por el Cabildo de La Palma en donaciones públicas y privadas para los afectados; 7,22 millones se han entregado a 2.941 familias que perdieron su casa o que no pueden habitarla (en cantidades que dependen del número de miembros) y 6,34 millones distribuidas entre 634 familias a razón de 10.000 euros cada una. El Cabildo ha cubierto 420.000 euros con fondos propios.
Después de un año, los palmeros siguen haciendo frente a los destrozos que dejó este acontecimiento histórico y piensan en cómo volver a conseguir que La Palma, su hogar, vuelva a ser el mismo. Actualmente, cientos de propietarios no saben si podrán recuperar las fincas y las casas que quedaron bajo la lava. Esos suelos siguen siendo suyos, pero el problema que se debate entre ellos es en cómo van a poder llegar a ellos, qué uso podrán darles y para qué servirán.
