Nicolás Fernández Gil y Ricardo André Corbacho Ladines
Este 11 de febrero comenzó la II Global Affair Week, en el auditorio del edificio B, en la Universidad Europea de Madrid. El vicedecano de Economía, Negocio y RR.II, Rafael Calduch, dio la bienvenida a todos los presentes . Tras él, la directora de Departamento, Helena López-Casares presentó al primer invitado, Ignacio Uriarte Ayala, consultor y asesor parlamentario de la mesa redonda del Congreso de los Diputados y abordó temas en el ámbito internacional.
Ignacio Uriarte agradeció la invitación y dio la enhorabuena a la universidad por la iniciativa de estas jornadas. Habló sobre María Ressa, ganadora del Premio Nobel de la Paz en 2022 y la primera mujer filipina en recibir este reconocimiento. Mencionó su presencia en el acto de graduación de los alumnos de Harvard, donde dejó el siguiente mensaje: “Estamos en un mundo en llamas”.
Dejó clara su intención: actualizar juntos la crónica de este “mundo en llamas”. Comentó que el panorama geopolítico de 2025 se caracteriza por una creciente fragmentación y un aumento de las tensiones entre las potencias mundiales. Recordó que, en febrero de 2022, Putin ordenó una “operación especial militar” en Ucrania para proteger a las poblaciones rusófonas en las regiones separatistas. Además, señaló que el impacto geopolítico de la guerra entre Rusia y Ucrania ha sido profundo, especialmente para Europa.
Nos dejó un mensaje de Hans Morgenthau, uno de los padres del realismo en las Relaciones Internacionales: “El poder es el elemento central de la política internacional”.
También mencionó algunas de las consecuencias que ha tenido en el mundo la reciente elección en Estados Unidos: “La vuelta de Trump a la presidencia ha generado de nuevo una gran incertidumbre en las relaciones transatlánticas y en la política internacional en general”. Explicó que este cambio en el liderazgo estadounidense tiene implicaciones significativas para Europa. Según Uriarte, esta transición ha acelerado el paso de un mundo bipolar a un mundo multipolar, donde potencias regionales como India, Brasil y Turquía desempeñan roles cada vez más prominentes en sus respectivas esferas de influencia. Advirtió que esta multipolaridad anárquica no necesariamente conduce a la estabilidad, pero sí requiere un reajuste constante de alianzas y estrategias.
Uriarte destacó la crisis que enfrentan las instituciones multilaterales creadas tras la Segunda Guerra Mundial, como la ONU y la OMC. Según él, la creciente ola de nacionalismo económico ha erosionado la confianza en estos organismos, poniendo en duda el futuro de la gobernanza global.
Durante su intervención, señaló que Estados Unidos ha renunciado a su papel histórico como líder de la estabilidad mundial, una tendencia que se consolidó con la administración de Donald Trump. «El proteccionismo, la ruptura de alianzas y el cuestionamiento del multilateralismo basado en normas son ahora los pilares de su política internacional», afirmó.
Subrayó que los retos globales son cada vez más interconectados y compartidos entre países, lo que hace aún más urgente la cooperación internacional. En este sentido, alertó sobre la creciente amenaza de los riesgos medioambientales, como los fenómenos meteorológicos extremos, la pérdida de biodiversidad y el colapso de los ecosistemas, que lideran la lista de preocupaciones para la próxima década.
Los flujos migratorios masivos, el cambio climático y las desigualdades económicas continúan desafiando las políticas nacionales y la cooperación internacional.
También alertó sobre el riesgo de la desinformación y la polarización social, que socavan la democracia y dificultan la gestión de crisis globales. Recordando la teoría de Robert Keohane y Joseph Nye, subrayó la necesidad de cooperación internacional para enfrentar estos retos, aunque reconoció que el multilateralismo atraviesa un momento crítico en un contexto de creciente fragmentación global.
Al finalizar su discurso, Uriarte dejó el siguiente mensaje: “Estoy convencido de que ningún país será una isla de paz en un contexto internacional de caos y pobreza. Es urgente impulsar la cooperación para garantizar un desarrollo conjunto como pilar para vivir en democracia, en un Estado de derecho y con respeto a los derechos humanos”.