Juan Carlos Nieto
Con el fallecimiento del Papa Francisco el pasado 21 de abril de 2025, crecen las especulaciones sobre el futuro cónclave. Habrá un nuevo papa en la plaza de San Pedro y ya suenan los posibles nombres para el sucesor. El cónclave será imprescindible para el futuro de la iglesia y los millones de creyentes.

Bajo los frescos de Miguel Ángel, en el corazón de la Capilla Sixtina, se repetirá un ritual que ha marcado la historia durante siglos: el cónclave. Una ceremonia tan silenciosa como poderosa, en la que un grupo de cardenales, aislados del mundo, decidirá quién será el nuevo líder espiritual de más de mil millones de católicos.
Con la salud del papa Francisco cada vez más delicada, el Vaticano comienza a prepararse para lo inevitable: la elección de su sucesor. Aunque no hay fecha ni convocatoria oficial, los rumores crecen, y con ellos, la lista de posibles papas. La palabra “cónclave” proviene del latín “cum clave”, que significa “con llave”. Esto no es casualidad: desde el siglo XIII, los cardenales que eligen al Papa deben encerrarse y permanecer incomunicados hasta tomar una decisión.
Actualmente, ese encierro ocurre en el Vaticano. Los cardenales electores (todos menores de 80 años) se alojan en la Casa Santa Marta y votan en la Capilla Sixtina. Sin teléfono móviles, sin contacto con el exterior, solo acompañados de oración, reflexión y un riguroso protocolo. “El cónclave es una experiencia espiritual y política a la vez”, explica el vaticanista italiano Marco Politi. “No solo se elige a un obispo, se define un rumbo global”.
Aunque cualquier hombre bautizado puede ser elegido Papa, en la práctica siempre se ha elegido a un cardenal. El colegio catedralicio tiene unos 130 electores, representando a todos los continentes. Entre ellos están los principales “papables”, como se les llama a los posibles sucesores.
Durante las votaciones ,que pueden durar días, se requiere una mayoría de dos tercios para consagrar a un nuevo Papa. Si no se alcanza ese número, se vuelve a votar. Dos veces por la mañana, dos por la tarde. Tras cada votación, el resultado se comunica con humo: negro si no hay acuerdo, blanco si hay elección. La señal es esperada por miles de fieles en la Plaza San Pedro y millones de personas en el mundo entero. Desde su elección en 2013, Jorge Mario Bergoglio fue un Papa distinto. Cercano, reformista, sensible a los pobres y al medioambiente. El 25 de abril de 2025, a sus 88 años, murió.
Aunque en teoría cualquier hombre bautizado puede ser elegido Papa, en la práctica siempre ha sido un cardenal. En los pasillos del Vaticano ya circulan algunos nombres que suenan con fuerza. Algunos tienen perfil reformista, otros más tradicional. Estos son los “papables” más mencionados:
Pietro Parolin (Italia) – El diplomático del Vaticano. Secretario de Estado del Vaticano desde 2013, Parolin es uno de los hombres más poderosos dentro de la Curia Romana. Tiene 69 años, es italiano y ha llevado adelante importantes negociaciones internacionales, como los acuerdos con China y Cuba. Con un estilo discreto y moderado, es visto como un candidato que ofrecería continuidad con estabilidad. Aunque no tiene el mismo carisma público que otros cardenales, es considerado una figura de consenso.
Luis Antonio Tagle (Filipinas) – El heredero del espíritu de Francisco. Con solo 67 años, el cardenal Tagle es uno de los más jóvenes y populares del grupo. Fue arzobispo de Manila y actualmente dirige el Dicasterio para la Evangelización. Cercano a los pobres, defensor del diálogo interreligioso y muy conectado con los jóvenes, es uno de los favoritos de quienes quieren una Iglesia más abierta. Además, representa a Asia, un continente donde el catolicismo está creciendo rápidamente. Su elección sería una señal fuerte de apertura global y continuidad con el estilo pastoral de Francisco.
Peter Turkson (Ghana) – La esperanza africana. Nacido en Ghana, Turkson tiene 76 años y es una de las figuras africanas más destacadas dentro de la Iglesia. Fue presidente del Dicasterio para el Desarrollo Humano Integral, desde donde trabajó temas de pobreza, migración y ecología. Tiene una fuerte presencia en foros internacionales y es conocido por su claridad al hablar de justicia social. Su elección significaba el primer Papa africano desde el siglo V, y una clara apuesta por el Sur global.
Matteo Zuppi (Italia) – El pastor de los pobres. Zuppi, arzobispo de Bolonia y actual presidente de la Conferencia Episcopal Italiana, ha sido comparado con Francisco por su cercanía con la gente. Tiene 69 años, ha trabajado con comunidades marginales y ha liderado procesos de paz en África y Ucrania. Es muy valorado por sectores progresistas, pero también respetado por los más conservadores. Muchos lo ven como el “italiano con alma latinoamericana”.
Jean-Claude Hollerich (Luxemburgo) – El reformista europeo. Jesuita como el papa Francisco, Hollerich es arzobispo de Luxemburgo y coordinador del proceso sinodal europeo. A sus 66 años, es uno de los pocos que ha hablado abiertamente sobre temas polémicos como la homosexualidad, el celibato sacerdotal y el rol de las mujeres. Su perfil es el de un reformista con convicciones teológicas firmes. Para algunos, es demasiado audaz; para otros, representa la Iglesia del futuro.

La historia del cónclave ha demostrado que los favoritos no siempre ganan. Juan Pablo II fue una sorpresa en 1978, y Francisco también lo fue en 2013. Como dice el dicho popular en Roma: “El que entra Papa al cónclave, sale cardenal”. En definitiva, el próximo Papa dependerá del momento, de las alianzas internas y del rumbo que los cardenales consideren más necesario para la Iglesia. La elección será tanto espiritual como política.
La elección de un nuevo Papa no es solo un evento religioso. Tiene profundas implicancias políticas, sociales y culturales. ¿Seguirá la Iglesia por el camino abierto por el Papa Francisco o mirará hacia una postura más conservadora? “Lo que está en juego es mucho más que una figura. Es la orientación de la Iglesia frente a temas como los abusos, el papel de la mujer, la pobreza y la crisis ambiental”, comenta la teóloga argentina Emilce Cuda. Además, la dimensión geopolítica también influye. La mayoría de católicos ya no viven en Europa, sino en América Latina, África y Asia.
El momento de la elección es uno de los más solemnes y esperados. Cuando un cardenal alcanza los votos necesarios, se le pregunta si acepta y qué nombre elige. Luego, aparece ante el mundo en el balcón de la Basílica de San Pedro, vestido de blanco.“Habemus Papam”, anuncia el cardenal protodiácono. Y el nuevo líder espiritual del catolicismo , bendice a la multitud, realiza la oración santa en latín, saluda por primera vez y comienza una nueva etapa para la Iglesia.
Algunos con esperanza, otros con incertidumbre. Pero todos conscientes de que la próxima elección no solo cambiará un nombre, sino el alma misma de la Iglesia. Mientras tanto, en la Capilla Sixtina, los frescos de Miguel Ángel esperan en silencio. El lugar donde se elige al sucesor de Pedro sigue intacto, a la espera de ese humo blanco que una vez más hará historia.