David Arribas García
Los alumnos de “Legislación especializada” de 2.º de Comunicación Audiovisual y de “Derecho y deontología de la comunicación” de 4.º de Periodismo visitaron recientemente la sede del Tribunal Constitucional para conocer de primera mano su funcionamiento interno y el valor simbólico que posee este organismo.
La jornada comenzó en la sala de vistas, donde el personal del Tribunal explicó cómo se desarrolla el funcionamiento del órgano y se proyectó un vídeo introductorio sobre la institución. Tras la bienvenida, cada estudiante recibió un ejemplar de la Constitución, y se revisó la primera sentencia dictada por este órgano; hacia el año 1981.
El itinerario destacó la doble dimensión del edificio: por un lado, su arquitectura, integrada en un jardín de manzanos y olivos —especies elegidas por su simbolismo, vinculado al conocimiento y la paz—; por otro, su valor como espacio de memoria democrática. En este punto, los estudiantes conocieron el monolito en homenaje a Francisco Tomás y Valiente, expresidente del Tribunal y magistrado asesinado por ETA.
La visita continuó en la biblioteca, que conserva más de 50.000 títulos jurídicos y funciona como un centro documental esencial para la actividad del Tribunal, imprescindible para la labor de los letrados y equipos técnicos en la preparación de ponencias y en el seguimiento de la doctrina constitucional, y también para investigadores y profesionales autorizados en la consulta de repertorios de jurisprudencia.
En el plano competencial, se detallaron las funciones principales del Tribunal: el control de constitucionalidad de las leyes (a través de recursos y cuestiones de inconstitucionalidad), la resolución de conflictos de competencias entre el Estado y las comunidades autónomas, los conflictos entre órganos constitucionales y la impugnación de disposiciones autonómicas con rango inferior a ley. También se explicó el recurso de amparo, que actúa de protección de los derechos fundamentales, y cuáles son sus requisitos.
El recorrido incluyó el muro de fotografías de magistrados y presidentes desde la creación del Tribunal, que permite apreciar la evolución histórica de la institución y de su doctrina. La última etapa tuvo lugar en el salón principal, preparado para grandes actos, donde se conserva un tapiz dedicado a Alejandro Magno y, en el vestíbulo, la obra El juicio de Salomón, procedente del taller de Peter Paul Rubens. Ambas piezas fueron presentadas como metáforas visuales de los valores que inspiran la labor del Tribunal: prudencia, ponderación y búsqueda de la justicia.
La visita concluyó con un turno de preguntas en el que se abordaron temas de actualidad constitucional, el impacto práctico de las sentencias en la vida política y social, así como el calendario de renovación de magistrados y su sistema de elección.