María Arranz: “El cuerpo siempre dice la verdad, la mente puede mentir, pero el cuerpo no”

Hermes Chainani

María Arranz tiene 24 años y actualmente se encuentra en proceso de crear una empresa en la India basada en el yoga. Desde niña, María siempre ha sentido una conexión especial con la espiritualidad y comenzó su trayectoria a través de la música, con tan solo ocho años. Hija de artistas, aprendió a contemplar la belleza incluso en lo más cotidiano, y con el tiempo descubrió en el yoga una forma de profundizar en su camino interior.

Tras haber trabajado en la administración pública en España, decidió dejar atrás la rutina para dedicarse plenamente al autoconocimiento y a la enseñanza del yoga. Su formación la ha llevado a viajar por países como Nepal, Sri Lanka e India, donde ha vivido largas temporadas y ha encontrado inspiración para tender puentes entre Oriente y Occidente.

María Arranz. Fotografía: Arvind Patwal

En esta entrevista, María comparte su visión sobre la espiritualidad, el yoga y las diferencias culturales que ha experimentado entre España y la India.

Pregunta: ¿Por qué empezaste a interesarte por el yoga? ¿Qué fue lo que más te atrajo de esta práctica?

Respuesta: “Todo surgió en un punto de mi vida en el que sentía que era necesaria la conexión con el cuerpo, ya que el cuerpo siempre dice la verdad, la mente puede mentir, pero el cuerpo no. Entonces me acerqué al yoga a través del cuerpo con clases; hacía cinco minutos de práctica cada día en YouTube. Mi práctica me llevó a una entrega hacia el yoga, y me abrió a investigar aspectos más mentales, a partir de ahí me dirigí a un yoga más mental. Eso fue lo que más me atrajo, ver el yoga como una ciencia, tecnología y filosofía transformadora de la mente, de la humanidad y como un sinfín de herramientas anticrisis. Básicamente cuidar el cuerpo, la mente y el espíritu, nuestro instrumento para que suene a música celestial como parte del todo que somos. Sin dogmas, sin sectarismos ni religión”.

P: Para quienes no sabemos mucho sobre yoga, ¿cómo le explicarías a alguien lo que produce el yoga y cómo lo definirías?

R: “El yoga es la unión que antiguamente se usaba para juntar los animales a los carros y llevar cosas. Es la unión entre vehículos, somos vehículos, el cuerpo es un vehículo. Viendo el cuerpo como un vehículo, donde la mente se aloja y está compuesto por una serie de elementos. Por lo tanto, el yoga produce un continuo mantenimiento de ese vehículo, sea limpieza, cambios energéticos, físicos, mentales, observancia de todo lo que engloba el ser humano. Es algo imprescindible en nuestra vida y en nuestro día a día”. 

P: ¿Cómo de importante es el yoga en tu vida?

R: “Es muy importante el yoga en mi vida y en la vida de todo ser humano que quiera caminar en la consciencia. Como dicen los mantras, transitamos de la oscuridad hacia la luz, de la ignorancia al conocimiento y del miedo a la muerte hacia la vida eterna”.

P: Como española, ¿sientes que en España la gente está cada vez más concienciada con el yoga? ¿Has notado un cambio en los últimos años?

R: “Sinceramente estoy un poco a disgusto porque veo que el yoga se está occidentalizando en un sentido en el que entra la competencia, la rivalidad, el interés, el beneficio, etc.., y ahí ya no es yoga, eso se sale del yoga. Entonces al final veo que hay mucho yoga, pero disfrazado de yoga, porque hay empresas que al final no están basadas en valores éticos o morales, que son las bases de esa montaña que podemos decir que es el yoga. Por lo tanto, sí que siento que en España hay una carencia de sabiduría auténtica, y hay mucha confusión porque las máquinas han reemplazado el saber más allá de lo que nuestros ojos ven. Hay mucha limitación en este sentido a descubrir y conocer el yoga en su amplitud

Sí he notado un cambio fuerte en estos últimos años, de ser algo más desconocido que muy poca gente practicaba, pues siento que, claro, cuando algo se conoce en un aspecto más general y amplio, pues tiende a expandirse, como ha pasado en las relaciones íntimas, personales, sexuales etc… Pero dentro de ese cambio hay una urgencia por el cuidado de las raíces y de crear empresas y grupos de gente concienciada que puede cuidar esas raíces y esos pilares que soportan el yoga y su esencia”.

P: ¿Qué aspectos de la vida en la India te han impactado o cambiado tu forma de ver el mundo?

R: “Yo llegué a la India en el año 2022, me enamoré de la cultura, experimentándolo todo porque la India es un campo de entrenamiento donde estás en constante experimentación y te enseña todo, lo bueno, lo malo, la enfermedad, la salud, la vida y la muerte. La India no te oculta nada, ni la basura. Entonces te vuelves muy consciente de todo, si eres capaz de recibir estos códigos de información sin colapsar. Mi forma de ver el mundo ha cambiado, desde la forma en que la gente te mira en la calle y te sonríe, hasta las sonrisas, que se traducen en miradas en vagones de tren, con mujeres que no conoces de diferentes culturas. El sentimiento de que somos uno, allí no hay la diferencia que nosotros creemos que hay, y allí si lo vives desde la experiencia, es un abrazo continuo en todo lo que la vida conlleva, desde la amargura hasta la dulzura. Todos los aspectos de la vida, desde la forma en la que cocinan, hasta los rituales que hacen, la forma en la que perciben la vida cada familia en su casa, lo primero que hacen cuando llegan al templo y hacen su puja en la casa, pues todo esto para mí cambia el mundo y arroja luz sobre el mundo y sobre la conciencia humana. La India te permite evolucionar como humano, India es una escuela en todo esto, en volverte un maestro y doctor de ti mismo”.

María Arranz. Fotografía: Arvind Patwal

P: ¿Qué diferencias notas en la forma de vivir o en los valores entre India y España?

R: “Me parece un error comparar culturas. Es incomparable porque son diferentes tierras, diferentes frecuencias y están sostenidas por diferentes energías. Esto hace que se generen unas diferencias abismales, pero si vamos a la esencia, todo es lo mismo. Somos seres humanos aquí y allá, lo que cambia son las formas de ver, hacer, pensar y sentir. La manera de sentir puede ser la misma, pero si nosotros sentimos dolor, ellos van a sentir dolor también, pero lo manifiestan de otra forma, al igual que con la rabia y la violencia. Claro que hay diferencias en las gafas que las culturas se ponen para enfrentar todo, desde las amenazas hasta las virtudes y todo lo que una cultura engloba. En cuanto a los valores, hay muchas diferencias que se pueden hasta casi clasificar, porque cuando en una cultura hay un respeto hacia una filosofía milenaria y se sigue creyendo en ese sistema de creencias como puede ser el hinduismo o el budismo, creencias que ellos viven y perciben como forma de vivir la vida, pues hace que las culturas sean distintas. 

Sin embargo, nosotros de una forma u otra somos los países más desarrollados o eso es lo que nos cuentan, pues bueno, a lo mejor vemos de manera distinta estas formas de vivir. En España por ejemplo nos gusta la fiesta y trasnochar, en otras culturas viven con la naturaleza, se acuestan a la vez que el sol y se despiertan con el sol. Los valores del respeto en la India se siguen manteniendo, el respeto en la escuela, al mayor, a la autoridad, al adulto, y eso en España se ha perdido. Hay muchos aspectos a considerar sinceramente”. 

P: ¿Crees que en Occidente el yoga a veces se percibe de forma diferente que en la India? ¿Por qué crees que ocurre esto?

R: “Sí creo totalmente que en Occidente el yoga se percibe de manera diferente que en la India, porque la India es una forma de vida, y cuando el yoga se vuelve una forma de vida pues adquieres tú estas herramientas como estudiante de yoga para implementarlo en tu vida, y dejarte llevar por guiar a ti mismo. Esto ocurre porque ha habido una desconexión bien fuerte, siento que hemos entrado en una especie, a mi parecer, de confusión en cuanto a los límites de la creación, del significado y del significante, una gran crisis de significado y significante. Esto es mundial porque la globalización ha tenido un peso muy fuerte en todo esto, siento que el yoga se percibe diferente en un lugar que en otro, porque se vive de forma distinta; la propia tierra se pisa, se huele y vibra en una frecuencia de forma distinta. Y lo que hay que llegar a darse cuenta, es que en esa diferencia, en esos polos opuestos que pueden ser oriente y occidente, está la unidad y hay que llegar a esa realización de que la dualidad en realidad es uno. Lo dual se vuelve uno, cuando te das cuenta que en su esencia y en su base, todo es lo mismo, con diferentes fórmulas y diferente colores, pero al final, la paleta es la misma aquí que allí”. 

P: Siguiendo tu filosofía de vida, tus costumbres y tus gustos, ¿dónde te sentirías más feliz viviendo: en España o en la India?

R: “Me siento más feliz yéndome a vivir a la India, yo ya lo he decidido. Para mí es un paraíso en la tierra, donde respiro el aire de libertad con la que vibro y sueño”.  

P: ¿Cuáles son tus objetivos de cara al futuro?

R: “Mis objetivos de cara al futuro, pues llegar a hacer grandes labores humanitarias con mi proyecto, ayudando a gente a través de las experiencias que vayamos guiando y compartiendo, poder crear un ecosistema vivo, una escuela de vida itinerante, donde podamos estar intercambiando entre seres y con gente de toda clase, al final esa es la base. También veo la necesidad de hacer documentales, mostrar la esencia de la India que tanta bibliografía falta en España por ejemplo; ir a universidades públicas, escuelas, monasterios y a trabajar con niños para enseñarles yoga, técnicas mentales y físicas. Caminar en este sentido, aprender música y compartirla a través de las sesiones de yoga y de las experiencias. Mis planes a futuro son expansión, pasión, mucho amor y compartirlo con el mundo”.  

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