Mónica de la Cuerda Martín: “El Derecho Penal nos ayuda a intentar mejorar el mundo”

Alba Giannelli, Elena Luque y Sandra Urbaneja

La doctora Mónica de la Cuerda Martín ha participado como moderadora, el 20 de marzo, en la mesa “El Derecho Penal como instrumento regulador de la convivencia en contextos de tensión” de la UEM junto con los doctores Julio Ballesteros Sánchez, Daniel Sansó-Rubert Pascual y Dino Carlos Caro Coria. 

Mónica de la Cuerda Martín es profesora de Derecho Penal en la Universidad Europea de Madrid, trabaja en el departamento de ciencias jurídicas y políticas de la Facultad de Económia, Empresas y Comunicación. Estudió en la Universidad de Castilla La Mancha, convirtiéndose en Doctora de Derecho Penal con una tesis doctoral titulada «Negocios estándar y responsabilidad penal. Los casos del asesor fiscal (delitos tributarios) y del abogado (blanqueo de capitales) en perspectiva comparada España-Italia». Principalmente se enfoca en la economía y la teoría del delito, además de adentrarse en la inteligencia artificial y los sesgos cognitivos. A continuación una entrevista a la profesora.

¿Qué la impulsó a la hora de elegir estudiar Derecho Penal?

Intentar mejorar el mundo. El Derecho Penal es un instrumento que regula la convivencia en nuestra sociedad, y sin él la gente inocente podría acabar en la cárcel y los culpables en libertad dada la falta de un código penal efectivo.  

¿Cuáles cree que son los mayores defectos del sistema de justicia penal en España?

El principal es la excesiva lentitud del sistema. Hablando del Derecho Penal empresarial, muchas veces existen grandes empresas imputadas jurídicamente durante años que luego demuestran que no han tenido responsabilidad, o al contrario. También, desde la técnica jurídica del Derecho Penal Económico no tenemos las reglas modernizadas a nuestra actualidad real. Nosotros nos movemos con una estructura llamada la teoría jurídica del delito. Está pensada para el homicidio, el asesinato… pero no está pensada para la criminalidad económica y corporativa. Muchas veces tenemos casos en los que se nos escapa cómo atribuir responsabilidad penal. Uno de los ejemplos, es el caso de los asesores fiscales. No tenemos responsabilidad penal y es muy difícil engancharles, porque no tenemos unas reglas que podamos ir adaptando. 

¿Cuál es su mayor responsabilidad como profesora de Derecho Penal?

Enseñar con rigor. Muchas veces da la impresión que los profesores llegamos a la aula y es como “bueno a ver que me cuenta” pero cuando yo me pongo delante del aula se me genera cierta incertidumbre del decir “¿lo entenderán o no lo entenderán?, ¿cómo voy a transmitir mi mensaje?”. Las dos horas de clase que los alumnos ven se traducen en horas y horas estudiando e intentando hacer comprensibles las cosas, para que luego vosotros podéis entenderlas y aplicarlas. El futuro se encuentra en vuestras manos. Aquí estamos formando a gente que un día va a ser juez, magistrado, criminólogo, abogado… tienen que saber hacerlo, y que lo sepan hacer depende de cómo se les ha enseñado y cómo se ha quedado el mensaje. Esa es una de las cosas que a mí me han enganchado particularmente a ser profesora universitaria. 

¿Cómo ha cambiado el estudio y el sector del Derecho Penal con la aparición de la IA? 

La IA ha sido una absoluta revolución en todo los sentidos. Que hayan salido a la luz aplicaciones como ChatGPT y similares no ha hecho ningún favor en la aplicación de la docencia. Los profesores cuando leen ensayos o artículos donde se ha utilizado IA se dan cuenta inmediatamente. ChatGPT no cita, y falla mucho inventando las cosas. Debido al hecho de que lo cuenta todo de manera “profesional”, los estudiantes no se dan cuenta de la cantidad de errores que ChatGPT realmente hace. Por otro lado, desde la perspectiva propia del Derecho Penal, al sistema de IA se le transmiten predisposiciones psicológicas para actuar de una determinada manera que el cerebro no procesa. Que dicho algoritmo sea sesgado y que lo utilicemos en la aplicación de la justicia a través de un juez es peligroso, al dejar que la IA tome decisiones importantes sobre un gran proceso de justicia, como puede ser admitir o desadmitir un auto judicial. La IA en mi opinión está mal vista. Una cosa es utilizarla para ayudarnos en la toma de decisiones, y esa sería la visión correcta. Otra cosa es que sea la IA la que tome dichas decisiones. Entonces aquí la propuesta de reglamento de la Unión Europea, que está a punto de aprobarse, va a suponer un hito muy importante porque regulará de una manera exacta y precisa, qué es y cómo tiene que ser utilizada la IA. Pero aquí tenemos otro problema: el tiempo. Llevamos años debatiendo el tópico de IA pero el derecho no está respondiendo de una manera rápida a ese tema.

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