Portugal también paralizada por el apagón

Jorge García Yela


El lunes 28 de abril de 2025, a las 12:33 del mediodía, toda España se quedó sin electricidad por un apagón que también afectó a Portugal y al sur de Francia. Esta gran falla dejó sin luz a millones de personas, provocó problemas en servicios básicos y causó confusión en muchas ciudades.

En Lisboa, el metro se detuvo por completo, y miles de personas quedaron atrapadas en las estaciones. Los tranvías y trenes de cercanías también dejaron de funcionar. Los semáforos se apagaron y la policía tuvo que salir a las calles para dirigir el tráfico. En los hospitales, se encendieron generadores para seguir atendiendo a los pacientes más graves y continuar con las operaciones quirúrgicas. Las redes de comunicación también fallaron. Muchas personas no pudieron hacer llamadas ni usar el internet en sus teléfonos. El aeropuerto de Lisboa tuvo que cerrar cerca de la 1 de la tarde, y los de Oporto y Faro usaron generadores para poder seguir funcionando.

El primer ministro de Portugal, Luís Montenegro, convocó una reunión urgente por la situación. El ministro António Leitão Amaro dijo que el problema probablemente había comenzado en España, y no en Portugal. La empresa eléctrica REN activó un plan de emergencia para recuperar el servicio, aunque al principio se pensaba que tardarían hasta una semana en arreglarlo todo.

Aeropuerto de Lisboa tras su cierre. Foto: La Razón

REN dijo que el apagón podría haber sido causado por un fenómeno atmosférico extraño en España, como cambios bruscos de temperatura que afectaron las líneas eléctricas. Sin embargo, esta explicación fue desmentida por la agencia meteorológica española (AEMET) y por la propia REN, que negó haber dado esa información. El meteorólogo Roberto Brasero también dijo que no hubo ningún fenómeno climático fuera de lo normal ese día.

Durante la tarde, la electricidad empezó a volver poco a poco en varias zonas de Portugal. Para la madrugada del 29 de abril, la mayoría del país ya tenía luz, aunque algunas áreas todavía sufrían cortes. Este apagón causó muchos problemas económicos. Tiendas y restaurantes no pudieron cobrar con tarjetas y perdieron ventas. Los turistas tuvieron dificultades para llegar a sus alojamientos y no pudieron usar servicios básicos. Además, la falta de comunicación generó preocupación entre la gente.

Este suceso dejó en evidencia que las redes eléctricas son muy frágiles. Las autoridades portuguesas dijeron que es importante trabajar más con España y con otros países europeos para evitar que algo así vuelva a pasar. También insistieron en que hay que invertir en nuevas tecnologías para responder mejor en este tipo de emergencias.

En resumen, el gran apagón del 28 de abril mostró lo conectados que están Portugal y España en temas de energía, y lo importante que es tener una infraestructura fuerte y bien organizada para cuidar a la población.

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