Jorge García Yela
El presidente Donald Trump ha ordenado a las embajadas de Estados Unidos suspender todas las entrevistas para entregar visados a estudiantes extranjeros. Esta decisión afecta a quienes quieren estudiar o participar en programas de intercambio en EE. UU., y ha causado una fuerte polémica tanto dentro como fuera del país.
La medida fue firmada por el secretario de Estado Marco Rubio y afecta a quienes solicitan visados tipo F, M y J (usados para estudiar o hacer intercambios). Aunque las entrevistas ya agendadas seguirán adelante, no se podrán pedir nuevas citas hasta que el gobierno establezca nuevas reglas. Uno de los cambios más polémicos es que ahora se revisarán con más detalle las redes sociales de los solicitantes.
Esta decisión se da en medio de una ofensiva del gobierno de Trump contra varias universidades, especialmente Harvard. En días recientes, la Casa Blanca revocó la autorización de Harvard para recibir estudiantes internacionales, acusando a la institución de promover el «antisemitismo» y el «terrorismo«. También le cancelaron contratos federales por más de 100 millones de dólares y ya se habían congelado 3.200 millones en fondos.
La comunidad universitaria ha reaccionado con alarma. Profesores como Fernando Reimers, de Harvard, consideran que estas decisiones no solo afectan a las universidades, sino también a la imagen de Estados Unidos como país abierto al conocimiento y al talento internacional. Según Reimers, estas medidas son un ataque moral y político a la educación. Además, esta situación ha generado tensión con otros países. Por ejemplo, la princesa Isabel de Bélgica, que estudia en Harvard, podría verse afectada si se limita el acceso de estudiantes extranjeros. Aunque un juez ha bloqueado temporalmente algunas de estas acciones, el futuro de muchos estudiantes sigue siendo incierto.
Desde que Trump volvió a la presidencia, se han cancelado miles de visados y se han tomado decisiones que perjudican a universidades consideradas “progresistas”. No solo Harvard está en el punto de mira: otras instituciones como la Universidad de Columbia también han sufrido congelación de fondos y arrestos de activistas estudiantiles. Otro de los aspectos más criticados de la nueva política es la revisión de redes sociales como parte del proceso de solicitud de visado. Aunque desde 2019 se pedía a los solicitantes que compartieran sus cuentas, ahora se revisarán activamente los contenidos que publican, lo que ha generado denuncias de violación de la privacidad y censura ideológica.
Varios gobiernos, como el de España, han expresado su preocupación por estas medidas. A través de sus embajadas, piden que se reduzcan las restricciones para no perjudicar la movilidad de estudiantes, investigadores y profesionales. Por su parte, muchos expertos consideran que estas decisiones alejan a Estados Unidos del papel de líder mundial en educación superior. Profesores como Michael Sandel y Steven Levitsky han advertido que este tipo de políticas forman parte de un ataque más amplio a las instituciones democráticas, como las universidades, los medios de comunicación y los tribunales.
Mientras tanto, miles de jóvenes de todo el mundo que soñaban con estudiar en Estados Unidos enfrentan incertidumbre. La comunidad académica internacional observa con preocupación este giro político, que podría tener consecuencias a largo plazo para el intercambio cultural, la investigación científica y la reputación de las universidades estadounidenses.