Una marca de agua, reflejo de un país unido

Delphine Dumont, Daniel Gómez Kelly y Gonzalo Velasco

Actualmente, el Reino de España posee una Marca de País dividida, polarizada y sesgada ideológicamente. Su principal debilidad reside en el desajuste entre las Políticas Exteriores de los distintos gobiernos españoles, que impide al país tener consistencia en la escena internacional.

Pero… ¿Por qué se hace necesaria tener una presencia clara y consensuada en un país?

Esto es indispensable y clave, porque de ello depende el posicionamiento del Estado a nivel global. Aquellos que tengan una estrategia elaborada de manera común y que no tenga que cambiar cada lustro, sino que se mantenga cada 15-20 años, podrán comunicar al resto de la sociedad global quiénes son, y más importante, qué es lo que quieren. Es más, esta coherencia general da estabilidad, tanto al país como a las multinacionales; gracias a esta estrategia, las multinacionales españolas saben que postura defender de cara al exterior, así como las multinacionales extranjeras en España sabrán las líneas del país y podrán posteriormente anticiparse a sus propios intereses.

Estratégicamente, estas empresas han venido exigiendo desde hace unos años la existencia de un plan de cohesión a nivel general, que les facilite la inversión y el posicionamiento en el país. Actualmente, debido a la dificultad administrativa y a la polarización política y social, este proyecto común de Marca y de reputación no existe.

Lo que hemos tenido hasta ahora han sido proyectos partidistas e individualistas: “Marca España” promovido por el gobierno del Partido Popular, “España Global” y “España 2050” elaborados por el actual gobierno socialista, y el recientemente proyecto “Agenda España” del partido VOX. Por ello, se ve necesario un diseño de cohesión que englobe todo el espectro ideológico, que se olvide de sus propias posturas por unos instantes, y que trabaje conjuntamente hacia un horizonte común que establezca una imagen coherente, clara y con presencia en el mundo.

Por orden cronológico, Marca España se centraba en el aspecto económico y de reputación: por un lado, recuperar la imagen de “socio fiable”, por otro, recuperar el orgullo de país de la propia sociedad española, y junto a los dos aspectos anteriores, animar la inversión extranjera, fortalecer una imagen económica robusta, promover el turismo y, por último, la creación de sedes de empresas extranjeras. En otras palabras, que todas estas medidas ayudaran a crear una buena imagen pública que permitiera a España recuperarse a nivel económico.

A continuación, nos encontramos con los diferentes proyectos España Global y España 2050. Ambos proyectos van más allá del aspecto económico, ya que tienen en cuenta otros aspectos como el social, cultural, medioambiental, educativo, tecnológico, etc. Además, cabe destacar que el centro de gravedad y el énfasis de estos proyectos radican en la protección y promoción de los Derechos Humanos. En definitiva, integran otros retos a tener en cuenta, a la hora de crear la propia Marca española.

Por último, la Agenda España tiene como principal objetivo,tal como lo recoge el documento, “proteger a los españoles, atender a sus necesidades y dotar a las próximas generaciones de un horizonte de libertad, igualdad, prosperidad, justicia y respeto por sus valores y tradiciones”. Es decir, se quiere cambiar de modelo y pasar a ser un Estado Unitario Descentralizado. Todo ello acompañado de una campaña en contra del Globalismo y en favor de promover la figura del Estado.

Es necesario mencionar la excepción de las Comunidades Autónomas. Estas tienen sus propias campañas de marca, las que aprovechan para buscar sus propios intereses, a veces yendo en contra de la propia marca nacional. Cabe destacar varios casos, como el del País Vasco, el de Cataluña y el de Madrid, que, a la hora de abrir oficinas comerciales en otros países, por ejemplo, nombran representantes que velen por sus propios intereses.

El último caso del que hemos sido testigos es el de Madrid, que en los últimos años ha ido ampliando su enfoque internacional, tal como se ha podido ver durante el viaje realizado por la actual Presidenta de la Comunidad a Nueva York en busca de socios e inversores. A la hora de fomentar una imagen exterior de España consistente, estas actuaciones desestabilizan los esfuerzos realizados, además de confundir a las multinacionales extranjeras en España y dificultar el alcance de sus objetivos empresariales.

En resumen, deberíamos reflexionar cómo se podría conseguir unificar todos los modelos que se han ido creando e implantando para crear otro modelo que sea capaz de superar las expectativas y conseguir, posteriormente, una mejor imagen exterior en todos los ámbitos, de cara al escenario internacional.

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