Juan Guillermo, barón de Ripperdá, embajador de Holanda en Madrid en tiempos de Felipe V, fue un buscavidas. A la sombra del cardenal Alberoni, se coló en la camarilla de los reyes. Allí se dio cuenta de que Mamá Farnesio, por sus hijos, Ma-Ta, y quería conseguir un trono para su Carletto, el futuro Carlos III .Maestro en el arte de inventar patrañas, Ripperdá embaucó a la Farnesio y le regaló la oreja con el bodorrio de Carletto con una de las hijas del emperador de Austria, el bocado más apetecible de Europa. Un movimiento que podría colocar a Carletto a la cabeza del Sacro Imperio. Tuché. A estas alturas, España y los Austrias llevaban veinticuatro años en guerra. Habían roto relaciones diplomáticas. Y las hijas del emperador estaban todas prometidas. Minucias. Vestido para matar, Ripperdá se fue de incógnito a Viena para intentar colocar a Carletto. Montando fiestuquis a tutiplén, Ripperdá cerró el Tratado de Viena, por el que, básicamente, España se comprometía untar a los Austria con subsidios, sobornos y otras formas más o menos sutiles de soltar pasta, a cambio de una vaga promesa de colocar a Carletto. El emperador mandó a Madrid un embajador. Y empezó a preguntar qué hay de lo mío. Ripperdá se puso a ordeñar a lo bestia la vaca flaca de la hacienda patria, que estaba tiritona, para tener contentos a los Austrias. En son de triunfo apoteósico, Ripperdá se echó una carrerita meteórica por todo tipo de cargos, prebendas y privilegios con grandeza de España. Ya se sabe que, cuanto más rápido subes, más rápido caes. Porque se acabó descubriendo el pastel. El Tratado de Viena era una farsa. Y de la boda de Carletto, nasti de plasti. Mamá Farnesio se hizo cruces, cantando el Pío pío, y culpó a Ripperdá. Felipe lo cesó de todos sus cargos, le retiró todos sus títulos y ordenó que lo enchironaran, acusado de malversación y lesa majestad. La de Ripperdá fue una caída bastante aparatosa. ¿Moraleja? Aunque no tengas escrúpulos ni vergüenza, piénsatelo dos veces antes de meterte a conspirar. Que, luego, cuando se te ve el cartón, se te queda la misma cara de tonto que se le quedó a Ripperdá. Pues eso…
Y además:
«La Divina» de Cadalso,
«A quién le importa», de Alaska y Dinarama;
el Gran Vázquez;
los misterios de Diego Torres Villarroel;
el Teatro de la Comedia;
Philip Glass…
Y mucho más, en Esto es otra Historia, con Esther Sánchez, Ainer Ainara, Álvaro MP, Amalio Rodríguez, Edgar Martín Jiménez, Juan José Ceballos Norte y Miguel Ángel Vázquez Fernández en la realización.
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