Lucía Cubelos
Foto: EFE
El 8 de marzo, como cada año, se conmemora el Día Internacional de la Mujer Trabajadora, una de las efemérides más destacadas en todo el mundo y que hace que, cada año, las calles se tiñan de morado con motivo de la reivindicación de unos derechos por los que se tuvo que luchar y que aún a día de hoy se siguen teniendo que luchar.
Pero, ¿por qué se celebra este día, justo el 8 de marzo? Esto tiene una explicación. Se escogió el día 8 de marzo porque fue la fecha en la que, en el año 1857, en Nueva York, las mujeres celebraron una huelga. Concretamente, esto ocurrió en el momento en el que las mujeres se comenzaron a incorporar al mercado laboral, en lo que al sector textil se refería. En aquellos tiempos no había ningún tipo de legislatura que les protegiera y trabajaban en unas condiciones que eran de todo menos dignas. Jornadas exhaustivas que llegaban a las 12 horas, salarios muy bajos para lo que se trabajaba, condiciones lamentables e incluso la obligación a las niñas de comenzar a trabajar a una edad muy temprana. Si, las mujeres querían trabajar, pero no así.
Esa fue la razón por la que muchas de aquellas mujeres decidieron realizar su primera huelga, en un día como hoy, 8 de marzo también, pero muchas de las que participaron en esa manifestación fueron detenidas por ello, y de las que no fueron detenidas, muchas fueron despedidas de sus trabajos. Tras ese momento, algo cambió.
Años después, ya en 1908, las mujeres volvieron a inundar las calles, reivindicando de nuevo lo mismo que sus compañeras de los años 60 habían tratado de reivindicar. Dos años más tarde, en 1910, se reconoció por primera vez el día de la mujer trabajadora, y posteriormente allá por el 1975 la ONU lo institucionalizó.
La situación ha cambiado mucho desde entonces, y muchos a día de hoy piensan que ya no es necesario este día, que las mujeres ya pueden trabajar en las mismas condiciones que los hombres y que ya hay igualdad. Pero la realidad es que sigue siendo tan necesario como hace años.
Estamos todos de acuerdo en que la situación de hoy es incomparable a la que había hace décadas, sí, pero no por ello la lucha deja de ser importante. No se nos puede olvidar que todavía hay una gran lista de países donde las mujeres no pueden votar, e incluso todavía, en el siglo XXI, no pueden trabajar, y otros muchos países donde no pueden hacerlo a no ser que su marido se lo permita. Y aunque quizás hoy no es el día para recordar esto, porque la violencia de género tiene su propia conmemoración, también es necesario recalcar que en el momento en el que una mujer corre más peligro que un hombre al volver sola para casa, ya podemos hablar de que la lucha por la igualdad sigue siendo necesaria.
Tampoco nos podemos olvidar de que aunque haya cosas que han cambiado a mejor, los problemas de igualdad aún existen hoy en día, porque aunque como ya se ha mencionado, no se puedan comparar, lo cierto es que sigue habiendo situaciones donde a las mujeres se las discrimina por el simple hecho de ser mujeres.
Pero ya no es sólo eso lo que de verdad debe mover esta conmemoración. Hay una razón más por la que este 8 de marzo sigue siendo importante: por el simple recuerdo de esta fecha, de todo lo que ocurrió, de todo lo que las mujeres de los 60, 70, 80 y 90 vivieron por y para que nosotras ahora tengamos una vida mejor que las que ellas tuvieron, y porque ya sabéis lo que dicen, “quien no conoce la historia está condenado a repetirla”.