Según las últimas cifras oficiales han muerto más de 3.200 personas y más de 6.000 se encuentran heridas. El terremoto contó con una magnitud de 7,8, siendo esta cifra la peor desde 1934 cuando 8.500 personas murieron por causa de este desastre natural. Debido a la falta de medios el gobierno de Nepal tiene complicado hacer frente a las labores de rescate. Por otro lado las réplicas del seísmo no ayudan a la situación y ha creado pánico en la población. Debido a la insuficiente atención médica, muchos de los afectados han tenido que esperar en las polvorientas calles de Katmandú. El embajador de Nepal en india asegura que “Tanto los centros médicos públicos como los privados están saturados y están atendiendo a los pacientes en la calle”. Las autoridades asumen estas medidas en un estado de desesperación.
Los barrios más pobres son los más afectados. A pesar de que muchos edificios ubicados en zonas de buen nivel adquisitivo han colapsado, la mayor parte del desastre ha perjudicado a los más desfavorecidos, por un lado muchos han perdido sus hogares y otros viven en casas con graves problemas de estabilidad.
La colaboración internacional se ha movilizado en apoyo a las autoridades nepalíes. Han enviado equipos de rescate, alimentos, entre otros. Sin embargo no es suficiente el material humano es escaso, las carreteras están cortadas, hay deficiencias estructurales, por lo cual la intensa lluvia ha producido un colapso total.
El cirujano Dipendra Pandey, del Centro Nacional de Traumatología de Nepal afirma “Sólo tenemos un centro de operaciones aquí. Necesitaríamos al menos 15” a la agencia Reuters. Pandey explica que realizó 36 intervenciones en las siguientes 30 horas al seísmo. Este es uno de los miles de casos, los profesionales del sector salud no son suficientes, esto causa que muchos afectados no puedan recibir atención médica en un hospital y en el momento que la necesita.
El país se ha declarado en estado de emergencia nacional y el primer ministro, Sushil Koirala, ha pedido la colaboración de todos los ciudadanos, pide a estos que no pierdan la calma ante las fuertes replicas. Es tal la magnitud del problema que los ciudadanos intentan hacer labores como levantar escombros, donar sangre, entre otros para sopesar la falta de medios. Según testigos presenciales los hospitales están colapsados, incluso no hay espacio donde colocar a los muertos.El funcionamiento de los teléfonos y de internet es deplorable y el acceso a estos servicios muy complicado. Los cortes en el suministro eléctrico que ya son crónicos en el país se han agravado.Otro problema grave en Katmandú es la falta de agua potable, el suministro de agua ha parado y el agua envasada es insuficiente para las necesidades básicas de la población. Debido a esta circunstancia existe el miedo a que las enfermedades contagiosas ataquen a la ciudad y se expandan.
Los monumentos antiguos han sido destrozados y le han restado visibilidad a la cultura nepalí y parte de su historia. Así fue el caso de la torre Dharara, de 62 metros, uno de los más importantes lugares turísticos de la capital nepalí.
Thapa, un ciudadano nepalí que reside en Japón comenta al periódico el país que en su país el problema no es la ignorancia, debido a que los más mayores han sufrido la consecuencia de terremotos y los más jóvenes viven con el miedo a los suelos nepalíes. El ciudadano espera que la catástrofe pueda servir para que Nepal tome medidas estrictas de seguridad contra los terremotos en la construcción de sus edificios.
Carla Rodrigues De Flaviis