El pasado 9 de mayo se celebró en Rusia ‘El Desfile del Día de la Victoria’, por motivo del 70º aniversario del triunfo de la Unión Soviética sobre la Alemania nazi de Hitler. La celebración tuvo lugar en la Plaza Roja de Moscú, y como no, sirvió de excusa para que el país mostrará el gran poderío militar que tiene. El acto convocado por Vladimir Putín contó con la participación de 20 millones de personas.
Este acto no se celebra únicamente en Rusia, pues en muchas otras ciudades europeas este día es festivo, pero a diferencia de que no existe ningún desfile militar. La idea de este desfile surgió de Stalin, con dos grandes intenciones: recordar el poderío militar que poseen, y conmemorar la victoria en la II Guerra Mundial.
Desde la disolución de la URSS, hace ya quince años, en Rusia no se había dado un desfile militar de tal calibre. Participaron más de 16.500 soldados con nuevos sistemas de armamento, llevaron 200 vehículos acorazados, 140 helicópteros, diversos aviones y sistemas de misiles antitanque. El ejército ruso, también saco a la luz el armamento más moderno del país, como el tanque T-14 Armata, los misiles balísticos RS-24 Yars, que llevan tres cabezas nucleares.
En el evento estuvieron presentes varios líderes internacionales de distintos países, como Raúl Castro y Nicolás Maduro. Y participaron soldados de los ejércitos de Azerbaiyán, Armenia, Bielorrusia, Kazajstán, Kirguistán, Tayikistán, India, Mongolia, Serbia y China.
Las ausencias más notorias fueron la de los líderes occidentales, que no acudieron al evento como reproche a Rusia por su papel en el conflicto en Ucrania. Pero, Vladimir Putin consiguió reunir para la ocasión al Secretario General de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, y a varios presidentes, tales como el chino Xi Jinping e indio Pranab Mukherjee, el egipcio Abdel Fattah Al Sisi, el líder cubano Raúl Castro y el venezolano Nicolás Maduro. También pudo contar con la participación de soldados de diferentes ejércitos, tales como: Azerbaiyán, Armenia, Bielorrusia, Kazajstán, Kirguistán, Tayikistán, India, Mongolia, Serbia y China.
A pesar de la falta de algunos líderes occidentales, durante el discurso de apertura de las celebraciones en Moscú., Putín quiso agradecer a Francia, Reino Unido y Estados Unidos su contribución a la gran victoria en la II Guerra Mundial, y pidió un minuto de silencio por los más de veinte millones de soviéticos fallecidos.
Pero esta no es la única demostración internacional de poder por parte de Rusia. Putin ha desplegado un soft power. Se trata de un tour a lo largo de Europa por una banda de motoristas llamados “Lobos de la noche”. Este clan, que comparte relaciones muy estrechas con el presidente de Rusia, ha realizado un viaje desde Moscú hasta Berlín para conmemorar la derrota del nazismo a manos de la Unión Soviética hace 70 años. Un viaje de 1.817 km en los que atravesaran países como Bielorusia, Polonia, República Checa, Eslovaquia y Austria hasta llegar a Alemania.
Marta Peñate