“Cuando dices “si” a otras personas, asegúrate de que no estás diciendo “no” a ti mismo”. Paulo Coelho
¿Sueles decir: “Déjalo estar”, “Da igual” o “Prefiero no hablar de ello”?
¿Relacionas el hablar de tus sentimientos con pasarlo mal?
¿Te sientes incómodo ante los conflictos?
¿Te cuesta reconocer tus emociones y expresarlas?
¿Soportas mal el dolor emocional?
¿Eres capaz de sacrificar tus opiniones y tus deseos por miedo a expresarlos?
Si la mayoría de las respuestas son “Si”, padeces de “Pereza emocional”.
Otro de los síntomas es querer agradar a todos (algo agotador e imposible de conseguir) o no saber decir “No”.
El origen de la pereza emocional suele estar en la forma en la que hemos interiorizado nuestras experiencias pasadas: Relacionamos el hablar de nuestros sentimientos y emociones con el sufrimiento, incluso con la angustia.
Reflexionar sobre lo que pensamos y sentimos es complejo y si además queremos expresarlo aún se nos hace más cuesta arriba, ya que no nos enseñan a hacerlo de forma natural.
Sin embargo, en el entorno laboral nos dicen que tenemos que ser asertivos “saber defender nuestros derechos, expresas nuestras opiniones y hacer sugerencias de forma honesta y no agresiva”. Es decir, saber respetarnos a nosotros mismos, respetando a los demás.
Otro comportamiento de gran actualidad es la proactividad. Se define como la capacidad de asumir la responsabilidad de hacer que las cosas sucedan, decidir en cada momento lo que queremos hacer y cómo lo vamos a hacer.
Algo tan sencillo y lógico, en la práctica, se puede convertir en una pesadilla para los perezosos emocionales.
Nadie nos enseña a superar este estado emocional y sin embargo, nos exigen comportamientos que solamente son posibles si tenemos confianza en nosotros mismos y no tememos el conflicto.
Entonces, ¿Cómo podemos superar la pereza emocional?
La clave está en descubrir dentro de nosotros mismos todo lo que podemos aportar a nuestro entorno, tanto a nivel personal como profesional.
¿Es justo que el mundo se pierda todo lo que puedes ofrecer? Empieza a relacionar la expresión de tus sentimientos con algo positivo, por pequeño que sea, y entrena tus habilidades emocionales.
Sé honesto contigo mismo y dedica tiempo a escuchar y a entender las emociones de los demás.
Huir del conflicto solamente te llevará a un conflicto interno que será el peor de tus enemigos, el resto de tu vida.
Montse Martínez. Formadora en Comunicación e Inteligencia Emocional.