El 10 de noviembre del 2001 Diego Armando Maradona tocó por última vez un balón en la mítica Bombonera. Aquel día el público presente se rendía a sus pies en su partido de despedida.
Ayer, y después de 19 años, el pintor de ‘La mano de Dios’ volvía a pisar ese césped, pero como técnico de Gimnasia. Durante toda la semana el murmullo entre los hinchas y directivos era sobre cómo debía hacerse el homenaje en su vuelta.
Cinco minutos antes de empezar el crucial partido (se estaba definiendo el campeón de la Superliga entre River Plate, que enfrentaba a Atlético Tucumán, y Boca Juniors, que recibía a Gimnasia en su casa) salió “el Diego” y la cancha se vino encima con el “MARADONA, MARADONA”. Emocionado levantó sus brazos y saludó a las cuatro tribunas del estadio.
A pesar de casi no poder caminar y de tener ayuda constante para realizar sus movimientos, el campeón del mundo en México 1986 caminó hacia el centro del campo donde lo esperaban dos excompañeros, Miguelito Brindisi y Hugo Peroti. Le hicieron entrega de una camiseta con su nombre y una placa en homenaje al título conseguido en 1981.
El nacido en Fiorito siguió su camino hacia el banco de suplentes y se sentó sin saber que aún le faltaban dos sorpresas más en la bella tarde del gran Buenos Aires. La primera, y más emocionante, fue cuando entró su hija Dalma y su nieto Benjamín al césped y fueron a saludarlo. Las lágrimas en el rostro del ‘Barrilete Cósmico’ no se hicieron esperar. La segunda llegaría de la mano de Carlos Tévez, quien además marcaría el gol con el que Boca se consagraría campeón de la Superliga 2019-2020. El “Apache” se dirigió al banco visitante donde estaba Diego y le dio el pico en la boca que se habían prometido durante la semana previa al partido.
Desde que Maradona volvió a dirigir en el fútbol argentino se ha vuelto una costumbre que los hinchas y los clubes le brinden homenajes en sus visitas a los estadios.
Diego está entre el amor y el odio, pero no cabe duda de que para los argentinos el ‘pelusa’ es un tema que mueve las fibras más profundas de sus corazones. Y como si fuera otro toque de “La mano de Dios” ayer se fue de la Bombonera perdiendo con sus dirigidos, pero dejando a Boca campeón.
Boca le ganó (1-0) a Gimnasia y River empató con Atlético Tucumán (1-1). El empate no le servía a los jugadores de Gallardo; por esta razón los dirigidos por Miguel Ángel Ruso, con su victoria, pintaron la estrella número 69 en su escudo. Román está feliz y Boca está feliz.