Natalia Medina Pardo

Con un crecimiento del 1,4%, siete décimas por debajo de la previsión oficial, la Institución estima que antes de las elecciones de 2023, el valor del PIB no alcanzará los niveles previos a la pandemia.

Después de que El Consejo de Ministros haya aprobado el Proyecto de Ley de Presupuestos Generales del Estado (PGE) para el año 2023, por fin se ha revelado cuál será su base. Sin embargo, el Banco de España insiste en la corrección de este documento, puesto que las previsiones de crecimiento para el próximo año no son las acertadas teniendo en cuenta el curso y progresión de la economía.

El Gobierno prevé un crecimiento del 2,1% y sobre esta cifra ha elaborado sus cuentas públicas. La entidad financiera insiste en cambiar la perspectiva y aplicar un recorte en las previsiones. Considera que el porcentaje real de crecimiento será del 1,4%, número que supone una tercera parte menos de lo previsto.

El Ejecutivo ha construido este horizonte en función del comportamiento que anticipa de la inversión. Se espera, desde el Ministerio de Economía, un ascenso en el número de solicitudes de reembolso en los fondos europeos y del volumen histórico de inversión presupuestaria. De nuevo, el Banco de España ha respondido reduciendo las expectativas. Asegura que el aumento de la inversión será más modesto, del 1,7%.

El futuro no presenta tendencias alcistas, más bien al contrario. Teniendo en cuenta que el crecimiento será más reducido de lo considerado y que la inflación media en España es del 5,6%, es probable que el fin de 2022 venga acompañado de una recesión. Por lo tanto, esta legislatura cerrará con un PIB inferior al de 2019 (año que empezó a gobernar) y habrá que esperar para poder hablar entre finales de 2023 y principios de 2024 de recuperación de los valores del indicador.