Batacazo alemán en un partido que tenían totalmente controlado pero que no lograron sentenciar ante una correosa selección japonesa que acabó remontando
Jugadores japoneses celebrando uno de los goles | EFE
Roberto Plaza González
La selección de Japón dio la sorpresa imponiéndose al combinado nacional alemán (1-2) en el primer partido correspondiente al grupo E. Los alemanes controlaron el partido y fueron claros dominadores durante 75 minutos, pero no consiguieron sentenciarlo. Finalmente, acabaron pagando esa falta de contundencia ofensiva ante un conjunto nipón que aprovechó las pocas ocasiones que tuvo para transformarlas en gol y acabar alzándose con la victoria. Dejando así a Alemania sin margen de error.
Empezaron mandando los de Flick, con una sala de máquinas que funcionaba a las mil maravillas y con una banda izquierda, formada por Musiala y Raum, que una y otra vez lo intentaba, pero se topaba con el muro japonés. Una vez transcurrida la media hora de partido, y tras una gran combinación de los alemanes, el árbitro señaló penalti a favor de estos, tras un claro derribo del portero japonés a Raum. Gundogan, con toda la tranquilidad del mundo, se encargó de transformar desde los 11 metros.
Este gol no cambió los planes de ninguno de los dos equipos. Alemania seguía fiel a su estilo, con combinaciones rápidas y vertiginosas y Japón replegada atrás esperando su oportunidad al contragolpe.
Tras el paso por vestuarios, el partido seguía el mismo guión. Una Alemania buscando la sentencia, con un soberbio Musiala y con una superioridad física aplastante, que le hacía gozar de grandes ocasiones, pero que no era capaz de transformar el segundo tanto. Los minutos pasaban y poco a poco Japón iba adelantando sus líneas de presión y metiendo el miedo en el cuerpo a una Alemania que comenzaba a titubear.
A mediados de la segunda mitad los alemanes tuvieron una triple ocasión repelida por un Gonda que hasta el momento no había tenido una tarde fácil, pero que se redimió en esta jugada. Esta triple parada fue clave ya que en la jugada siguiente Japón logró el empate tras una gran jugada y un remate final de Doan en el primer balón que tocaba.
A partir del empate japonés, el partido se volvió loco. Flick cambió varias piezas para ganar, pero fue Japón, la cual se había liberado de los complejos y quería más, la que, en el minuto 83, y con un Asano estelar, lograría el 1-2. Tras el segundo gol japonés, la ansiedad y las prisas se apoderaron de una Alemania incapaz de reaccionar ante una selección japonesa muy bien plantada y que supo controlar muy bien el final del encuentro, incluso rondando el tercer gol. Solo Goretzka, con un remate en el añadido, estuvo cerca de evitar otra de las grandes sorpresas en este mundial, pero salió fuera, confirmándose así la derrota de una Alemania a la que no le bastaron 26 disparos para doblegar a un adversario que nunca perdió la fe.