10 Minutes Left» o diez minutos aprovechados al máximo. La audiencia se enfrenta a los que quizás estén entre los diez minutos más intensos de su vida. Diez minutos para narrar la historia de cuatro criminales que deben desenmascarar la verdadera identidad de uno de ellos. Diez minutos antes de que Íñigo Bordiu y Francisco Moreta arrollen al espectador con un desenlace inesperado, sorprendente y brillante.
Cuatro atracadores de poca monta están encerrados en un piso franco durante el día más caluroso del año, rodeados por la policía. Sus vidas no valen nada y la prisión les aguarda, pero tienen una manera de salir indemnes: uno de ellos es un peligroso criminal internacional oculto bajo una identidad falsa. Si se entrega, ya sea voluntariamente u obligado por sus compañeros, el resto quedarán libres. El espectáculo está servido.
Los cineastas Íñigo Bordiu y Francisco Moreta se rodean de un eficaz plantel de actores formado por Ryan Ross, Terrence Ruggiero, Jim Johnson y Vincent Louis-Diaz, capaces de dotar de vida a estos cuatro criminales de pasado oscuro y psicología compleja. La tensión entre ellos se masca en el ambiente y las interpretaciones muestran un crescendo de emociones contenidas que explotan hacia el final de la cinta, momento en el que todas las cartas están sobre la mesa y los cuatro artistas se baten en un verdadero duelo interpretativo.
Estos complejos personajes se pasean por un ambiente opresivo, agobiante, conseguido gracias a un magnífico uso de la iluminación por parte de Íñigo Bordiu y Francisco Moreta. Las imágenes contrastadas, saturadas de tonos amarillos y anaranjados, imbuyen al espectador en esa sensación de asfixia tanto real, por el clima caluroso en el que se desarrolla la historia, como psicológica, por esa cuenta atrás constante contra la que han de luchar los personajes antes de que sus vidas lleguen a su fin. El trabajo de cámara en mano, repleto de efectos con las lentes, le aportan al metraje una sensación de realidad y premura, donde los eventos van surgiendo en distintos punto de la estancia de forma casi espontánea, haciendo que la cámara tenga que, prácticamente, buscar lo que está sucediendo. Esta forma de rodar ayuda a que el cortometraje mantenga constantemente una identidad imprevisible y sorpresiva, que se acentúa de forma muy acertada a medida que la intensidad y el ritmo de los diálogos van aumentando hacia el clímax de la trama.
“10 Minutes Left” es un cortometraje repleto de acción sin caer en la violencia gráfica desmedida e injustificada, ya que el verdadero atractivo de su crudeza visceral radica en el retrato sincero de unos personajes de vidas maltrechas, relatada a través de diálogos ágiles, mordaces y cuidados con mimo. A pesar del acelerado montaje de la cinta, el espectador aún tendrá tiempo de reflexionar sobre las verdaderas identidades de los personajes, además de que podrá encajar las piezas clave diseminadas hábilmente a lo largo de la historia para anticiparse al insólito final que, lejos de resultar casual o arbitrario, recopilará para la audiencia todos los detalles que pudieron haber pasado desapercibidos, pero que estaban ahí en todo momento.
Diez minutos, tan sólo diez minutos para unas vidas tan emocionantes e interesantes. Diez minutos que dejarán al espectador sin aliento. Quizás en un futuro, la pareja de talentosos cineastas decidan regalarnos un poco más de tiempo en las vidas de estos criminales. Hasta entonces, sólo disponen diez minutos que condensarán emociones hasta el último segundo.