Su nombre ha estado en entredicho en las últimas fechas. Algunos se preguntan si debe continuar jugando como titular en la portería de Osasuna. Su ‘cantada’ ante el Real Madrid en El Sadar en Copa del Rey puso a Andrés Fernández en boca de todos y la imagen del balón introduciéndose por debajo de sus piernas se repitió una y otra vez en programas y tertulias televisivas. El portero murciano debutaba en Copa -debido a que su expulsión ante el Betis le imposibilitaba jugar en Liga- y no lo hizo de la mejor forma posible. Se comió el primer gol del Real Madrid en Pamplona, que significaba el 0-3 en el cómputo global de los octavos de final y que dinamitaba las opciones de Osasuna. Cristiano Ronaldo lanzó una falta fuerte, como siempre, y Andrés intentó repeler el balón de frente. Pero no le salió bien. El esférico acabó en el fondo de la red en lo que significaba el primer tanto del luso tras recoger su segundo Balón de Oro.
Una acción nefasta para el meta murciano en el peor escaparate posible, en la visita del Real Madrid, en un choque que atrae a millones de espectadores. La repercusión le pudo y el fallo volvió a repetirse en la siguiente jornada liguera. Pero solo fueron eso, dos acciones. Dos acciones aisladas. Andrés Fernández se ha hecho, por méritos propios, un hueco en Primera División. Y lo ha hecho de forma brillante. Incluso su nombre lleva tiempo sonando como refuerzo de varios de los clubes más importantes de Europa -entre ellos el propio Real Madrid- y es más que probable que deje Osasuna en el próximo mercado estival, ya que su contrato con el club pamplonés acaba en junio de 2015 y a partir del próximo enero podría negociar de forma libre con otros conjuntos.
Andrés es un fijo en las alineaciones de Osasuna desde que aterrizara definitivamente en el primer equipo en la temporada 2011/2012. Ese año se puso los guantes en el Calderón por la lesión de Asier Riesgo. Y ya no se los quitó. Desde entonces es el portero titular en Liga, donde lo ha jugado prácticamente todo y ha cuajado unos números dignos de elogio en un club como el navarro. La semana pasada cumplió en El Sadar ante el Getafe su partido 100 con Osasuna en Primera: 98 en Liga y dos en Copa. Y lo celebró dejando la portería a cero -el choque concluyó 2-0 a favor de los forales- y volviendo a realizar paradas de mérito. El del murciano ya es uno de los nombres destacados de la Liga, pero su camino hasta llegar al puesto que ocupa ahora no ha sido nada fácil.
Andrés Eduardo Fernández Moreno nació el 17 de diciembre de 1986 en Murcia, donde empezó a jugar al fútbol. Pero muy pronto supo que tendría que sufrir para llegar a la elite y con 14 años se desplazó a Tenerife, donde jugó hasta los 18 y comenzó sus estudios universitarios de Ingeniería Informática. Después llegaría un nuevo desplazamiento para firmar su primer contrato como profesional con el Mallorca B. Y desde allí llegó a Pamplona para jugar en Osasuna Promesas. Destacó muy pronto y debutó en Primera en 2007, pero la fuerte competencia en el primer equipo le desplazó a la grada y se buscó la vida fuera. Concretamente en Huesca, donde llegó cedido y se hizo con el Trofeo Zamora de Segunda División.
Su caché comenzó a elevarse y Osasuna le repescó en 2011. El azar quiso que la lesión de Riesgo le llevara a la titularidad y su historia a partir de entonces es por todos conocida. Andrés Fernández se ha convertido en uno de los porteros más reconocidos de España con actuaciones tan recordadas como la que protagonizó ante el Barcelona en 2012, en un choque en el que hizo trece paradas. Un portero cuya calidad está fuera de toda duda, que sabe reponerse a las adversidades y cuyo futuro en el fútbol tiene visos de ser brillante.
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