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Apertura de las VII Jornadas de otoño de Periodismo en la UEM

Luis Calandre, Decano de la Facultad de Ciencias Sociales y la Comunicación, fue el encargado de inaugurar las VII Jornadas de Otoño de Periodismo, que abarcarán los días veintinueve y treinta de septiembre en la Universidad Europea de Madrid.

Calandre habló brevemente de la importancia de estas “actividades específicas que cada año realizamos”. Actividades para mejorar y perfeccionar las habilidades en la profesión de periodista, de comunicador. Un periodismo al límite, de información en las zonas de conflicto, que ha tocado muy de cerca a la Universidad Europea por la desaparición en Siria de uno de sus ex alumnos y reconocido periodista. Poniendo aún más en relieve la importancia de estas jornadas, “esperamos que todo se resuelva bien y pueda venir pronto a contarnos su experiencia” –finalizó Calandre–.

Los artífices de estas Jornadas de Periodismo fueron Fernando Ávila y Rodrigo Mesonero, profesores de grados y masters en Periodismo y Comunicación Audiovisual en la facultad. Ávila resumió la jornada del día como un compendio de periodismo al límite, una charla que “lleva bastantes años en la facultad”. Es un día “para que disfrutéis, no solo para aprender, una sesión muy interactiva y un buen momento para que empecéis a interactuar con los profesionales” –concluyó–. Mesonero habló por su parte de la jornada del miércoles treinta, dedicada al periodismo digital y los modelos de negocio, “uno de los sectores que más empleabilidad y emprendimiento genera”.

La figura del corresponsal de guerra

La primera conferencia de la jornada, La necesidad de informar sobre conflictos: La figura del corresponsal, corrió a cargo de Ana Alonso. Alonso, Jefa de Internacional de el diario El Mundo, fue presentada por Fernando Ávila cómo, una gran profesional que ha dedicado sus últimos años al periódico El Mundo. Una persona que ha estado en contacto con los profesionales, los periodistas que han cubierto esta info dijo Ávila

Ana Alonso agradeció al decano de la facultad, a la universidad y a los profesores por la oportunidad, además de a los alumnos asistentes, para pasar rápidamente a un reconocimiento muy distinto. “Quiero partir de mi reconocimiento profundo a los reporteros, los grandes héroes del periodismo, que arriesgan sus vidas incluso poniendo dinero de su bolsillo”.

Alonso, corresponsal durante cuatro años, hasta 2003, en Berlín para el diario El Mundo, habló de sus experiencias “en contacto con los grandes reporteros de este país”. Reporteros como Javier Espinosa o Gervasio Sánchez, “parto de ellos, de sus enseñanzas, y de mi admiración”.

Pero no se limitó solo a reporteros, también incluyó a los reporteros gráficos que, “no solo se cuentan las historias con palabras, si no también con imágenes y una visión propia” –expresó Alonso–.

Trató la figura del corresponsal diciendo no creer en “los periodistas de guerra, el reportero que va a esas zonas dista mucho de esa imagen de aventurero” –remarcó–, un periodista que ha de estar muy preparado e informado. El buen reportero, según Alonso, debe estar bien formado e informado y tener empatía, con las víctimas y con sus compañeros. “Este es un oficio en el que es fundamental una premisa, y es que no hay que dar nada por sentado, no dar nada por supuesto” –explicaba–. “No dar nada por sentado”, una de las frases preferidas de Alonso cómo Jefa de Internacional.

Esta capacidad de observación –relataba– esta curiosidad, el reunir datos, ayuda a tener la capacidad, la información y el contexto. “Ni los más brillantes tienen que dejar de trabajar, es trabajo duro, duro y duro, incluso la gente más capacitada no se duerme”.

Ana Alonso con Fernando Ávila en la imagen
Ana Alonso con Fernando Ávila en la imagen

La periodista realizó un breve recorrido por la historia de la cobertura de los conflictos internacionales, desde los inicio en la Guerra de Crimea, y el nacimiento de la figura del reportero como tal, hasta Vietnam, como uno de los hitos donde se podía informar de todo y sobre todo y, por tanto, incidir políticamente en la situación. Vietnam es uno de los hitos, se podía informar de todo y sobre todo y, por tanto, incidir políticamente en la situación. Pasando por William Russell, a quién se le ocurrió empezar a cubrir y a contar lo que sucedía, cambiando la visión de la gente, y el control de la información, “antes exclusivamente en manos de los militares” –dijo Alonso–.

 La calidad de los periodistas, más o menos inquisitivos, o los briefings diarios de información sesgada dados por los militares durante una guerra, fueron otros de los temas de conversación. Junto con la figura de los empotrados, periodistas “encamados con las tropas”, y figuras polémicas tanto con defensores como detractores. “Mi amigo Julio murió estando empotrado” –contaba Alonso–., se trata de “periodistas que relatan la visión de los invasores, pero también de la gente que vive en la región”.

 Hablando de actualidad, Alonso se refirió al Estado Islámico el cual “se ha dado cuenta de que el periodismo es una herramienta de guerra, cubriendo así con un manto de silencio las zonas a las que no quieren que se acerquen, a la vez que graban vídeos con un gran despliegue de medios para lo que quieren transmitir”. Técnicas que han sabido utilizar muy bien y que han llevado a Siria a un “momento muy complicado en la información de medios” –explicó–, con una situación tan arriesgada que los medios empiezan a restringir esta información y su cobertura. “Hay relatos, hablando con gente que está allí por Skype, pero se tarda meses en conseguir y contrastar esta información –resaltaba–.

 Según Ana Alonso, los periodistas que cubren conflictos tienen que saber muy bien donde van, que pasa y tener contactos. “Normalmente se ayudan de una figura, el fixer, un periodista local que está muy bien relacionado, sabe idiomas, y que ha de ser muy de fiar, porque tu vida depende muchas veces de él”.

Hay tres zonas en una guerra –contaba Alonso–, “la estable, la pre línea de frente, y la línea de frente, normalmente no se informa desde primera línea”.

 “Hay una pregunta que yo me hice cuando murió Julio” –continuó–, “¿vale la pena morir por informar por un conflicto? No me parecía que hubiera respuesta”. Actualmente, cree que “tenía sentido lo que estábamos haciendo, muchas investigaciones periodísticas han dado pruebas para estos crímenes de guerra” –dijo la periodista–. “Si esa gente sin voz siguiera sin voz, la impunidad triunfaría. No es que la cobertura de una reportero vaya a encauzar la situación, pero si no hay periodista, si no hay medios, no se tendrá conocimiento sobre esa situación”.

 Alonso siguió hablando de la difícil situación de los corresponsales, de la prudencia necesaria por parte de los profesionales y de la gran cantidad de dinero que representa, haciendo que algunos periodistas freelance dependan de si venden o no una noticia para poder continuar su labor.

La periodista concluyó diciendo que, “lo que quería dejar claro es que son fundamentales estas coberturas porque, si bien no van a cambiar el curso de los acontecimientos, si va a hacer la situación un poco mejor”.

Y terminó con un reconocimiento a estos reporteros, estos freelance, que siguen viendo necesario ir a estas zonas de guerra a informar, muchas veces a costa de su propio patrimonio.

Jaime Mayoral Pérez

@JaimeMP89

Sobre el Autor

Campus de Villaviciosa de Odón - Madrid
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