María Gómez-Requejo, experta en Protocolo
También hay carnavales en el Norte y el Noroeste de España y de ellos hemos hablado en el Kiosko del Protocolo. Cuando mencionamos la palabra Carnaval automáticamente nuestra mente viaja a Cádiz o a Tenerife, pero la tradición “carnavalera” está presente en muchos rincones de nuestra geografía. En la radio hemos hablado de dos de ellos: el Carnaval de Santoña (Cantabria) y el Entroido de Laza (Ourense), porque por allí arriba también saben divertirse.
Carnaval de Santoña: niños, juicio a un besugo enamorado
Hemos hablado del Carnaval de Santoña con su concejal de festejos –Andrés Peña- quien nos ha detallado las distintas actividades que, con motivo del Carnaval, tienen lugar en esta villa marinera. Durante un mes los vecinos de Santoña y sus visitantes disfrutan de unos festejos en los que solo hay un requisito: ir disfrazado.
Los niños toman las calles
En la semana central del Carnaval el viernes es el “día del niño”. Todo Santoña se disfraza de niño y las calles se convierten en una gigantesca guardería o patio de colegio: bebés, colegiales, pañales, chupetes y biberones son tendencia y hay que seguir los dictados de la moda. Es una jornada muy divertida –doy fe- que termina a altas hora de la madrugada, cuando llega el momento de volver a casa y vestirse para la siguiente convocatoria, la del día grande del Carnaval. Para que nuestros lectores se hagan una idea del nivel de los disfraces de las distintas cuadrillas hemos incluido la fotografía de una de ellas que representa a los “Viajeros del tiempo de Steampunk” (fotografía de Luz de Horus cedida por Geles Badiola).
Juicio en el fondo del mar al besugo enamorado
Otro de los hitos del Carnaval de Santoña es el denominado “Juicio en el fondo del mar”. Andrés Peña nos ha contado como se monta este juicio en el que hay: juez, fiscal, abogado, procurador, etc.; cada personaje representado por vecinos vestidos de los pescados que pueblan la lonja: verdel, pez espada o pez volador. El acusado es un besugo que ha cometido el error de enamorarse de una sirena. Aunque al final resulta absuelto, el pobre muere de amor.
Para acompañarle a su eterno descanso se organiza una comitiva de: pescados, plañideras y enlutados que desfilan para dar su último adiós al besugo, cuyo destino, como no podía ser menos, es la bahía de Santoña. En ella se adentra el besugo a bordo de una balsa/pira funeraria que al prender en el pescado se transforma en una explosión de fuegos artificiales.
Con la muerte del besugo no se cierra el Carnaval ya que el fin de semana siguiente se celebra el día del aldeano. Los santoñeses vuelven a sacar sus disfraces –de aldeanos- y salen a la calle a disfrutar de la maravillosa y saludable gastronomía de los valles de Cantabria.
Entroido de Laza: peliqueiros, hormigas, testamentos y buen apetito
En la provincia de Ourense, en el municipio de Laza, se celebran tradicionalmente unos carnavales que reúnen a los habitantes de toda la comarca, amigos y –cada vez más- forasteros (pero que rápido se integran).
Peliqueiros y hormigas
Lo que más llama la atención del Entroido de Laza son sus peliqueiros, como pueden ver en la fotografía que nos cede Carmen Diéguez. De ello hemos hablado con José Manuel Aguiar, de la Comisión del Entroido, quien nos cuenta cómo tradicionalmente los trajes van pasando de los mayores a los más pequeños dentro de la familia. Son trajes caros muy elaborados que antaño cosían las madres o las abuelas. La careta se hace y pinta a mano, así como la mitra que la corona. Aunque era un atuendo exclusivo de hombres, las mujeres, desde hace unos años, también lo visten y con gran soltura, hay que decirlo.
Los peliqueiros desfilan ordenadamente por las calles de Laza en dos filas, haciendo sonar los chocos que llevan a la cintura al mismo tiempo que chasquean sus látigos contra el suelo. Un ritual muy vistoso que requiere una gran destreza por parte del peliqueiro, ya que la careta limita mucho su visión.
Otro punto álgido del Entroido de Laza tiene lugar el lunes de Carnaval, el día de la “farrapada”, cuando -según cuenta José Manuel Aguiar- el despistado o incauto que sale a la calle, que está llena de “despistados”, puede recibir un baño de ceniza, agua y hormigas; por lo que se recomienda acudir a la cita con la ropa más vieja que se tenga en casa.
Testamentos y buen apetito
El Entroido termina el martes de Carnaval, una vez se ha leído el “testamento del burro”. Este documento, redactado por un vecino da cuenta de sucesos acaecidos en el pueblo desde el final del Carnaval anterior. Está redactado en verso y con mucha retranca, una buena dosis de humor y algo de ironía, se “corta el traje” a personas y acontecimientos arrancando las risas de la concurrencia.
Como seguimos en el Norte (Noroeste exactamente) el tema gastronómico está siempre bien cubierto. Tierra adentro se tira de matanza y huerta dando buena cuenta de los productos que se guardan en la bodega: caldo gallego, lacón con grelos, cachelos, chorizos, zorza y empanada hacen las delicias de quienes, en estas fechas, se encuentran en la localidad. No nos olvidamos de la bica blanca –la mejor del mundo dice Aguiar y doy fe de que así es- y los orujos: blanco y de hierbas, y otro típico del Carnaval: el xastré.
Después de haber viajado virtualmente a Santoña y Laza no nos va a quedar más remedio que pasarnos por allí el próximo Carnaval, tiempo nos va a dar, porque en Santoña la cita es muy amplia, lo que nos permitirá compaginarlo con Laza con total seguridad.