Gianluca Lapadula. Así se llama nuestro protagonista. Decimos veterana promesa porque ha sido a sus 26 años cuando el italo-peruano ha explotado definitivamente en el Pescara. Sus 27 goles en 40 partidos alaban nuestras palabras y todo el país suspira por él. Un jugador de presente y futuro, una realidad que puede llegar muy lejos, veremos con que colores.

Un estadio, el Adriático, enamorado de él. Adorado como si fuera Marco Verrati en la época de Zeman. Un humano cualquiera que en nueve meses se ha convertido en un ídolo. Todos los alrededores del estadio están engalanados con su imagen. Es más que un jugador, es la referencia de la pequeña ciudad adriática.

De madre peruana, aunque nunca vivió en el país andino, Lapadula es pretendido por Gareca para formar parte del combinado de la franja y reforzar aún más su delantera. Quizá el problema de esto sea futbolístico. Es un jugador de un perfil muy parecido a los veteranos y sustentos del combinado nacional, Paolo Guerrero y Claudio Pizarro. Un nueve puro que se mueve en pocos metros, que tiene ese olfato de gol, ese hambre de red. Gareca, en ocasiones, suele jugar con dos puntas, por ello la entrada de Gianluca sería complicada en su esquema de juego. Por Lapadula se pelean Juventus y Nápoles entre otros. Incluso se ha rumoreado que el campeón de la Premier, el Leicester, lo quiere.

Como dice el refrán: “Más vale tarde que nunca”. Tras varios años en equipos poco conocidos para el público general, su aterrizaje en ‘Los Delfines’ no pudo haber sido más exitoso. El talento salió de la lámpara, alguien la frotó y ahora media Italia se pelea por él. Hasta la maglia azurra pelea por él y, francamente, jugadores como Eder y Amauri, no tienen más nivel que él.

Juan Lorenzana Prieto