En la última jornada de la XXIII Semana de la Comunicación recibimos a Amelia Serraller Calvo, investigadora, traductora de ruso, polaco, inglés y catalán y doctora en Filología Eslava y Lingüística Indoeuropea, en el marco de la charla «Las armas y las letras».
El sector editorial es muy hermético a la hora de conceder oportunidades y se encuentra en constante cambio, situación que se puede aprovechar para reinventarse profesionalmente.
Partiendo de esta premisa, la ponente comenzó con una serie de consejos para abrirse paso en el mundo editorial, entre los que cabe destacar la importancia de «sumar contactos para hacernos progresivamente un nombre». Enfatizó que los jóvenes deben sacar ventaja de su formación, entusiasmo, rigor y manejo de las nuevas tecnologías para hacerse ver. Del mismo modo, animó a los estudiantes a no autolimitarse y a probar algo ajeno a su campo de especialidad pese al temor que genera lo desconocido, ya que asegura que «se aprende sobre la marcha». Ilustró esto con una anécdota personal sobre cómo el hecho de traducir, a pesar de su reticencia inicial, un libro de poesía del polaco Marcin Kurek acabó abriéndole muchas puertas.
A la hora de establecer una primera toma de contacto para ganarse la confianza de una editorial, Amelia explicó que se puede comenzar elaborando informes de lectura, ofreciendo nuestra ayuda para difundir el trabajo editorial en un blog o ayudando en la gestión de eventos. Esto va a hacer que se valore nuestra disposición, nuestro compromiso. Sin embargo, no se debe dar en exceso al principio, ya que somos profesionales que buscamos un mérito y queremos un salario, por lo que se debe desconfiar de ciertas propuestas demasiado ambiciosas.
Ha señalado la utilidad de apoyarnos en asociaciones como ASETRAD o ACE, que nos pueden proporcionar arbitraje, asesoría y aconsejarnos sobre la facturación, el monitorio y la propiedad intelectual, para evitar que nos engañen o abusen de nuestro interés inicial. Esto es vital en el caso de ser freelance, debido a que, en caso de litigio con una gran corporación, funcionan como mediadores.
También instó a usar las instituciones a modo de trampolín para sumergirnos en este sector, ya sea acudiendo a los diferentes eventos que organizan los institutos que hay de las distintas lenguas o inscribiéndonos en sus bases de datos. Asimismo, recalcó que las redes sociales e Internet se pueden convertir en nuestro mejor aliado a la hora de conseguir visibilidad.
Según la ponente, uno de los puntos diferenciadores entre un profesional y otro es la especialización. Una forma de lograrlo es compatibilizar el oficio de traductor o de escritor con la enseñanza, el diseño gráfico o incluso la abogacía con el fin de adquirir vocabulario, conocimiento o movernos en un cierto mercado. «Cuanto más específicas y menos convencionales sean vuestras especialidades, menos competencia va a haber», así de tajante se mostró por su experiencia al dominar esos idiomas poco comunes.
Amelia concluyó la agradable charla con la célebre cita de C. S. Lewis, «leemos para saber que no estamos solos», para subrayar que traducir es la mejor escuela que existe para saber escribir.
Macarena Dueñas Martín