La imagen de Víctor Valdés vistiendo la camiseta del Fútbol Club Barcelona tiene fecha de caducidad. Su contrato vence el 30 de junio del año que viene. El meta no tiene previsto renovar. Quiere cambiar de aires, buscar nuevos retos. Así se lo comunicó al club la temporada pasada y lo ha reiterado a lo largo de la presente. La decisión está tomada.
Su salida coincide con el mejor momento de su carrera. El guardameta de L’Hospitalet de Llobregat se encuentra en estado de gracia. Hasta sus más acérrimos detractores parecen reconocerle en la actualidad como uno de los mejores cancerberos a nivel mundial. Decisivo en varios partidos del Barcelona de la presente campaña, su nombre suena con fuerza para ser el portero titular de la selección nacional en el Mundial, sobre todo a raíz de la suplencia de Iker Casillas en el Real Madrid. La madurez resulta vital en un puesto tan cruel como el que aguarda bajo los palos de una portería. Y Valdés, a sus 31 años, parece haberla encontrado.
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Pocos futbolistas han sido tan despreciados por los críticos como el propio Víctor Valdés. Las tempranas comparaciones con Casillas, el portero precoz del eterno rival, provocaron que fuera minusvalorado desde sus inicios. A pesar de que entró a formar parte de la entidad azulgrana con 10 años, incluso a su propia afición le costó brindarle su cariño. Ha vivido constantemente en el disparadero, en el punto de mira de los aficionados y los medios. Como él mismo reconoció en una rueda de prensa, la portería del Barcelona ‘pesa mucho’. Quizá por ello, ante la presión a la que se ha visto sometido a lo largo de la última década, haya decidido hacer las maletas.
Víctor Valdés debutó con el primer equipo culé en el verano de 2002, en un periodo convulso en ‘can Barça’. La alargada ausencia de títulos de aquella época propició un ambiente tenso, de continua crispación. Louis Van Gaal, el técnico de entonces, decidió bajarlo de nuevo al filial azulgrana y Víctor reaccionó de la peor forma posible: se negó a entrenarse. En un maravilloso ‘Informe Robinson’, el guardameta reconoció que se equivocó, que con 20 años no asimiló la incipiente fama que se le avecinaba. Le costó una temporada hacerse con la titularidad. Con él bajo los palos, el Barcelona concluyó su sequía de títulos. Hasta la fecha, el palmarés personal de Valdés incluye, entre otros trofeos, seis Ligas, dos Copas, tres Ligas de Campeones, además de un Mundial y una Eurocopa a nivel de selecciones. Su evolución como guardameta, por su parte, fue en aumento hasta convertirse en el prototipo del portero moderno: bien colocado, con reflejos, seguro en el juego aéreo y capaz de jugar el balón con los pies.
En unos meses, el mejor Víctor Valdés, el más experimentado y decisivo, el ganador de cinco trofeos ‘Zamoras’, emigrará del fútbol español dejando huérfana la exigente portería azulgrana. El Nou Camp tiene hasta junio para disfrutar de los últimos partidos como culé de uno de los porteros más destacados de la historia del Fútbol Club Barcelona.
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