El día 28 de septiembre, ha acontecido la VIII Jornada de Periodismo al Límite en el audiotorio A, del campus de Villaviciosa de Odón de la Universidad Europea.
La jornada ha dado comienzo con una charla que tenía como protagonista, al fotoperiodista Olmo Calvo, quien ha capturado con su cámara el recorrido y las dificultados que atraviesan tantos miles de personas; familias enteras que abandonan sus hogares y recorren la “Ruta de los Balcanes”, huyendo de la destrucción y la muerte que asola su país de origen, con la incierta esperanza de llegar al norte de Europa en busca de un nuevo hogar donde poder tener vidas normales como las que damos por sentado en nuestro país.
Olmo Calvo es un periodista cuyo extenso curriculum revela su compromiso con las causas sociales, entre sus trabajos está Fronteras Invisibles, en el que el fotógrafo da a conocer las persecuciones y redadas racistas (“invisibilizadas”) que sufren los inmigrantes, en lugares tan próximos como las calles de Madrid, inmigrantes que vienen a nuestro país en busca de “una vida más digna”. Haciendo alusión además, a la indiferencia que mostramos ante este tipo de situaciones, que tienen lugar ante nuestros ojos y aún siendo así, no nos damos cuenta.
Asimismo, el fotoperiodista también manifestó las dificultades y la falta de apoyo que hay por parte de los medios para estos temas, circunstancia que obliga a los periodistas a cubrir causas sociales como freelancers. Aunque también argumentó, que al no trabajar con un medio la presión es menor; nos contaba que mientras un compañero de El Mundo tenía que mandar una serie de contenidos al medio todos los días y trabajaba bajo esa presión, él como freelance, puede dedicarle el tiempo que considere a plasmar la historia tal cual la quiere contar, sin presión, trabajando más libremente.
Aquellos que asistimos a conferencia, pudimos ver muchas de las fotografías del periodista; imágenes que nos muestran a personas vulnerables lidiando con circunstancias muy difíciles, que llevan a muchos a perder su vida, incluidos niños como Aylan Kurdi, cuya imagen de su cuerpo siendo recogido en la playa, dirigió por fin la atención de los medios sobre esta crisis humanitaria. Olmo Calvo, nos contaba que ninguno de sus trabajos relacionados con la crisis de los refugiados, fue encargado por un medio. No obstante, muchos de ellos son trabajos de los que se siente muy orgulloso, aunque a la hora de decidir desarrollarlos no tuviera asegurado que fuesen a ser publicados. Asimismo, el Premio que recibió de Médicos del Mundo, permitió al fotoperiodista prolongar su cobertura tres meses más para seguir retratando la realidad que tiene lugar en esa “Ruta de los Balcanes”.
Familias, que se ven obligadas a meterse en los bosques, con el fin de evitar los controles que registran sus huellas, puesto que sus destinos objetivo son países como Suecia o Alemania, no Hungría donde existen grupos fascistas y el gobierno es de extrema derecha. Si sus huellas son registradas, aunque finalmente lleguen, por ejemplo a Alemania, donde muchos ya tienen familiares que han comenzado una vida nueva; serán devueltos al país donde esas huellas han sido registradas.
O. Calvo nos contaba que en la frontera entre Grecia y Hungría, la primera parte de su viaje, podían cruzar hasta 4.000 personas al día. En Serbia, cuando se construyeron esas vallas de alambre de cuchillas y las autoridades eran violentas, recurriendo incluso a gas pimienta; la frontera podía convertirse en “una batalla campal”. En la isla de Lesbos, por donde han pasado más de 1 millón de personas pasó la Nochevieja, antes de tener que volver a Madrid al trabajo que le da de comer. Nos contaba también, la labor de los voluntarios, por ejemplo unos bomberos de Andalucía que tenían su propio barco y a través de Whastapp recibían geolocalizaciones de lanchas de refugiados que trataban de cruzar el mar Egeo, donde tantos perdieron sus vidas, dando lugar a esos cementerios improvisados de los que también pudimos ver fotografías.
El periodista también compartió con nosotros la importancia de ser empáticos a la hora de cubrir este tipo de circunstancias, en un campo de refugiados donde malviven 10.000 personas en condiciones embarradas y precarias, las “personas como tú y como yo”, se cansan de ser objeto de los fotógrafos y los medios. Es fundamental, no olvidar que aunque somos periodistas y estamos allí para retratar lo que está ocurriendo, antes de periodistas somos personas. Finalizó la ponencia con una ronda de preguntas en la que estudiantes tanto de comunicación como de otros ámbitos como relaciones internacionales se animaron a participar.
Olmo Calvo, nos anima a todos aquellos que estemos concienciados y preocupados por las crisis sociales, a que tomemos la iniciativa y busquemos el tiempo y la manera de aportar nuestro granito de arena.
Liam Alexandra Aronow Calvo
Twitter: @liam_alexandra