El pasado martes por la tarde, la policía local de Madrid inmovilizó el autobús de la organización Hazte Oír encargado de hacer campaña contra los menores transexuales.
«Los niños tienen pene, las niñas tienen vulva. Que no te engañen”. Bajo ese lema se puso a circular el pasado martes 27 de febrero dicho autobús, con el objetivo de hacer llegar a la gente que cada uno, especialmente los más pequeños, nace con el sexo que nace independientemente de lo que sientan al respecto.
Esto no ha tardó en incendiar las redes sociales, que inmediatamente se movilizaron para pedir la retirada y el sancionamiento correspondiente a esta organización. Y es que el tema de la identidad de género en los menores es especialmente delicado, puesto que a ello hay que añadirle todos los problemas que trae consigo la edad tan difícil en la que estos jóvenes se encuentran.
Es por esto que la respuesta por parte del Ayuntamiento de Madrid ha sido rápida y contundente. Según declaraciones de su portavoz, Rita Maestre, el autobús “incita a un delito de odio” y, por tanto, “incumple las ordenanzas de movilidad y publicidad”. También ha aprovechado para reafirmarse en su postura y rechazar taxativamente prácticas como esa en las que se les dice a los niños cómo tienen que ser. Escasas horas después, la policía retiraba el vehículo alegando que únicamente vehículos de servicio público, como los autobuses de la EMT, pueden llevar eslóganes o publicidad en ellos.
Desde Hazte Oír han alegado que se trata de una manera de hacer contracampaña contra el anuncio que su organización antitética, Chrysallis, colocó en varias marquesinas de autobuses del País Vasco.
Según la Unidad de Trastorno de Identidad de Género de la Comunidad de Madrid, los menores de edad solo representan un 5% de los casos de personas transgénero. La cifra podría ser incluso mayor debido a lo difícil que es identificar las señales en el caso de los menores de edad.
No obstante, de acuerdo con lo que dice María Soria, directora del Grado de Psicología de la Universidad Internacional de La Rioja, a los dos años, un niño sabe perfectamente identificarse de género. Es por esto, que es muy importante, aunque se trate de los más pequeños que se sientan libres y aceptados por sus familias en lo que a la identidad de género se refiere. Normalmente, continúa la Doctora Soria, los niños lo manifiestan de manera recurrente, ya sea a través del vestuario, de los juegos e, incluso, de un acentuado malestar acerca de lo que al sexo y su rol concierne.
Para más información, en la página web de Chrysallis, encontramos folletos, guías, testimonios y documentales así como la calculadora de Tanner, que nos permite saber en qué etapa de madurez sexual se encuentran los pequeños.
Marta Forero Testor (@martfishin4beer)
