El 8 de marzo la Gran Vía se llenó de manifestantes que pedían un compromiso para erradicar todo tipo de violencia de género y la igualdad entre hombres y mujeres a nivel político, económico y social entre otras cosas.
Con motivo del Día de la Mujer, el Movimiento Feminista de Madrid convocó una manifestación que comenzó a las 19:00 en Cibeles y terminó en Plaza España sobre las 23:00. Madrid no fue la única ciudad en salir a la calle, otras 49 ciudades lo hicieron también.
Miles de personas cortaron el tráfico del centro de madrid, liderados por una pancarta con el lema “juntas y fuertes, feministas siempre. Paro internacional contra el heteropatriarcado”. Muchos fueron los asistentes, pero entre ellos cabía destacar la presencia de asociaciones como COGAM, FELGTB, y figuras públicas como el concejal de Hacienda del Ayuntamiento de Madrid, Carlos Sánchez Mato, y la concejala de Ciudadanos en el Consistorio madrileño, Sofía Miranda.
A la manifestación acudieron mujeres y hombres de todas las edades, gritando lemas como: “había denunciado y la han asesinado”, “Madrid será la tumba del machismo” o “para que luego digan que somos 5 o 6”. Aparte miles de carteles inundaban Gran Vía a un ritmo lento pero constante.
Se respiró un ambiente de enfado pero confraternidad, un espacio y un momento donde todos tenían una causa común por la que luchar. Así lo dejaron saber un grupo de mujeres que recitó al final de la manifestación el “manifiesto feminista” y un breve discurso.
En dicho discurso se escucharon palabras de aliento que recitaban que “estar juntas, nos da fuerza, emergemos creando comunidad y estableciendo lazos de ayuda entre nosotras, porque su lucha, es nuestra lucha, porque estamos todas juntas. Nos unimos al paro internacional contra el heteropatriarcado, no tenemos miedo, nos organizamos.”“Exigimos soluciones, exigimos un cambio de modelo político donde nuestros derechos no sean cuestionados, frente a un estado que nos ignora, denunciamos la violencia institucional que venimos sufriendo. No existen leyes efectivas, que no logren erradicar la violencia estructural, y que suprima la jerarquía que suprima la superioridad de los hombres sobre las mujeres…no permitimos que sean otros los que decidan sobre nuestros cuerpos, vamos a cambiar los valores asumidos que nos invisibilizan.”… no permitiremos la pasividad frente a las agresiones lesfobas, transfobas y homofobas, reinvindicamos nuestros deseos y el derecho a ser y estar como libremente decidamos”.
Miguel Marín