Los Houston Rockets vencieron, y de que manera, a los Golden State Warriors (127-105) ante la atenta mirada de su público allí presente. La superioridad del equipo de la Bahía con su cinco titular de la muerte se disipó, ante unos Rockets acertados y frenéticos en ataque. En esta ocasión no fue Harden el mejor del equipo, sino que fueron todos y cada uno de los componentes de la plantilla los que se pusieron la capa de superhéroe.
Des del momento en que se supo que equipos iban a disputar la final de la conferencia oeste, todos teníamos en mente que Warriors iba a ganar con total solvencia. Y de hecho, el primer partido de la eliminatoria tan sólo sirvió para confirmar este pensamiento. Pues bien, las cosas parece que han cambiado, por lo menos un poco. Es cierto que los Rockets jugaban en casa, pero también lo hicieron dos días antes y perdieron. Pero esta vez, mostraron una cara bien diferente conscientes de que sólo les servía ganar, porque vencer al rival en casa dos veces es complicado no, lo siguiente.
James Harden y Chris Paul no destacaron como nos tienen acostumbrados. Se dedicaron a repartir juego, y les salió a las mil maravillas. Si es cierto que «La Barba» fue uno de los máximos anotadores de su equipo junto con Eric Gordon, ambos con 27 puntos, pero su equipo no necesitó de su promedio anotador de más de 30 puntos para vencer a la mejor plantilla de la NBA. Por su parte, Chris Paul se convirtió en un quebradero de cabeza para el equipo de Kevin Durant (16 puntos, seis asistencias, cuatro rebotes y tres robos). Uno de los mayores asistentes junto con Trevor Ariza (19 puntos, seis asistencias, cuatro rebotes y dos robos).
Si Chris Paul fue un quebradero de cabeza con su agilidad para dejar atrás al defensor, que decir del espectáculo en triples que ofrecieron PJ Tucker y Eric Gordon. Tucker promedió un un 83,3% de acierto en el tiro de tres (5/6) alcanzando así los 22 puntos, siete rebotes, cuatro asistencias y un robo. Mientras que, Gordon se mantuvo con un 66,7% de acierto (6/9). Ésta fue la clave para que los Houston Rockets vencieran y llegaran a ponerse con 29 puntos de ventaja ante los Warriors (123-94).
Los malos porcentajes en tiro tanto de Harden (9/24 en tiros de dos y 3/15 en triples) como de Chris Paul (6/14 en tiros de dos y 1/5 de tres) no mermaron al equipo local, que supo repartir un muy buen juego y equilibrio en cuanto a puntos conseguidos por jugador. El quinteto de la muerte de los Warriors formado por Kevin Durant, Stephen Curry, Klay Thompson, Draymond Green y Andre Iguodala nada pudo hacer ante semejante espectáculo de rock. De hecho, con ellos en pista el balance del equipo estaba entre -20 y -28.
El mejor de los de la Bahía, para variar, fue Kevin Durant con 38 puntos y tres rebotes. Aunque si cabe destacar una mínima mejora de Curry, que llegó a los 16 puntos, siete rebotes y siete asistencias. Pero pequeña. En el primer cuarto parecía que iban a aliarse los dos mejores jugadores de los Golden State Warriors, pero el ex MVP era muy intermitente. Si él no hizo su mejor partido, sus compañeros no se quedaron muy atrás. Aún estamos buscando los triples de Klay Thompson que tan bien le hacen a su equipo. O a Draymond Green, que se dedicó a defender y asistir olvidándose de puntuar casi (seis puntos, seis rebotes, seis asistencias, dos robos y dos tapones). De lo que no se olvidó fue de provocar al rival.
A falta de cinco minutos para finalizar el encuentro, el entrenador de los Warriors, Steve Kerr, ya dio por perdido el encuentro y sacó a los suplentes. Ya nada podían hacer, y era consciente de ello. Además, dejar a Draymond Green en el parqué podría suponer que se le cruzaran los cables y le pitarán alguna técnica. Así que, empate en la eliminatoria a 1 y el domingo más. Veremos si los Rockets son capaces de recuperar el factor cancha en casa del enemigo.
Mireia Alfonso – @13mireee