Pasado el ecuador de la fase regular de la NBA, los Milwaukee Bucks y Golden State Warriors se consolidan como los equipos más fuertes. Los vigentes campeones han reaccionado a las alarmas generadas por un mal inicio del año. Sin su estrella (Stephen Curry) al mejor nivel, con una crisis interna grave y demasiada rumorología en torno a los contratos de los pesos pesados, los Warriors fueron devueltos a una realidad mundana, en la que no todo es de color de rosas. Sin embargo, el paso de los partidos ha revertido la situación y ahora se encuentran donde todos esperaban verles desde el comienzo del campeonato: sembrando el terror allá por donde van. Anoche, frente a los Boston Celtics, Curry y compañía asaltaron el TD Garden y sumaron la décima victoria consecutiva. Un triunfo que supone firmar una racha a domicilio absolutamente impecable (9/9), y no ante rivales «asequibles». Vencieron a equipos en alza como Portland, a su actual rival en el Oeste:Denver, a los dos equipos de Los Ángeles, Wizards y, por último, a Boston. Un periplo de jornadas que devuelven a la NBA a una normalidad marcada desde hace años con autoridad por los Golden State Warriors.
Estos Warriors no permiten rebeliones en su corral, aunque los Celtics apunto estuvieron de consumar una. Mucho mérito tuvieron los locales para aguantar a un equipo en el que todas sus estrellas jugaron muy bien o sobresalientes por momentos. El primero fue Durant (33+9+3 + 2), que impuso su ley en el primer cuarto. Le tomó el relevo Curry (24+3+3) en el segundo, en el que metió 17 puntos con 5 triples. Si los Celtics no se fueron de primeras del partido en parte gracias a Kyrie Irving (32+6+10+2), que consiguió que su equipo se quedara a dos puntos de diferencia al descanso y mantuvo a su equipo a flote hasta los instante finales del choque.
A la vuelta del descanso, Jason Tatum tomó las riendas de los Celtics y dio relevo al base australiano. Tatum está firmando de nuevo una gran temporada, esta vez con Irving como referente ofensivo, y aportó al partido 20 puntos, 5 rebotes y 3 asistencias para contrarrestar el fuego rival. El otro escudero de Kyrie fue Al Hordford, cuya actuación fue notablemente buena (22+13+3).
No obstante, Irving parecía el único jugador de Boston capacitado para hacer frente al ‘quinteto de la muerte’ (Curry-Thompson-Durant-Green-Cousins). A falta de cuatro minutos, destapó el frasco de las delicias y volvió a demostrar que es un tipo hecho para liderar un equipo de la NBA sin ser sombra de nadie, por muy larga que sea la sombra de esa leyenda. Encadenó varios ataques seguidos, a cada cual más difícil, respondiendo él solo al vendaval anotador de los visitantes. Con una velocidad infernal en su bote de balón y un movimiento de piernas que solo él puede hacer, empató el partido a 108. Pero justo entonces, apareció Klay Thompson (21 puntos) reclamando atención. Metió un triple que se clavó directamente en el corazón de los Celtics.
Al final, con dos puntos arriba los Warriors, Draymond Green falló dos tiros libres, pero el rebote le favoreció y acabó con toda esperanza verde de conseguir una victoria sobre la bocina. Esta victoria supone la redonda cifra de 300 partidos ganados de Steve Kerr, el más joven en alcanzar este récord. Concretamente 39 partidos antes que Pat Riley, actual presidente de los Miami Heat y campeón de 5 títulos como entrenador (4 con los Lakers y 1 con Miami). Visto lo visto, a ver quién es capaz de frenar a estos renovados Golden State Warriors.
Realizado por: Jorge Morales / Daniel Longás / Jesús Troyano