Rosa Mª Mateos
Educado, discreto, observando y con su indiscutible gorra, así encontrabas a Ernesto González en el pasillo de la tercera planta del edificio B de la Universidad Europea. Ernesto esperaba, puntual, entrar a su aula, la B-319, encontrarse con sus alumnos del Campus de Villaviciosa de Odón. A ellos, a sus estudiantes, les esperaba otra lección del gran maestro que ayer, al conocer la noticia del fallecimiento, le rindieron un emotivo homenaje. En la asignatura de Desarrollo Discográfico y Editorial se dieron cita virtual, desde las 17:00 hasta las 20:00 horas, exalumnos, alumnos, profesores, amigos, compañeros de sus grupos The Pribata Idaho y el Grupo Salvaje, gente de la industria musical . Por supuesto, no faltaron sus compañeros del Grado de Creación Musical y su viuda, Ana López Estruch.
David Cerrejón, director del Grado de Creación Musical, afirma que con «este homenaje su memoria seguirá viva “sus alumnos que ayer le recordaron , lo harán hoy, dentro de 10 y de 20 años. Fue un honor tenerle con nosotros», cuenta apenado el músico y compositor.
Alrededor de un centenar de personas se unieron a este reconocimiento virtual , “Unos en un tono formal. Otros informal. Se incluyeron audios de amigos que no podían estar presentes en ese horario, así como el periodista de Radio 3, Julio Ruiz. Fue especial y muy emotivo”, reconoce el productor y crítico musical, Abel Hernández. Uno de sus grandes amigos y que ,gracias a él, hoy podemos contar esta historia.
Para los profesores de otras áreas, Ernesto era uno de los profesores de música, “uno de los músicos” pero para los cercanos, los que conocían su trayectoria, su prestigio y respeto profesional, veneraban sus virtudes y sabiduría de este productor musical, cantante, guitarrista, y experto de la industria musical. “adoraba dar clases en el Grado de Creación Musical”, dice Hernández.
Este cantante y guitarrista de dos de los grupos del rock independiente más importantes de nuestro país, The Privata Idaho y Grupo Salvaje, vivía por y para la música. Entre otros cargos, ocupó el de Jefe de Prensa del Festival Internacional de Benicassim (FIB), el encuentro anual más importante de la música indié nacional e internacional. Conocía a todos los grupos del sector, era un experto de la industria musical y del rock en general.
Pero hace más de un lustro ,la vida le pasó una mala jugada. Apareció la maldita enfermedad que siempre quiso ocultar. Y, tras superar el primer bache, se replanteó su vida, «quería una vida mas tranquila y sosegada. Dejó sus funciones en el FIB y él, que tenía vocación de maestro en todos los aspectos de su vida, entró en la Universidad.
Abel Hernádez fue quien le presentó al director de Departamento de Comunicación, Luis Guerra y al director del Grado de Creación Musical, David Cerrejón. Una vez que vieron su trayectoria no dudaron ni un momento en introducirle en el claustro. “Me congratulo de haberle tenido en la universidad. Fue un gran acierto. Estaba encantado con la enseñanza, así como los estudiantes con él. En realidad, todo el mundo adoraba a Ernesto”, señala su amigo . Gracias a los proyectos universitarios, Ernesto González, también colaboró en Europea Radio.
“Conocer a Ernesto supuso un cambio radical en mi vida. Teniamos una relación mágica, era mi hermano mayor», reconoce este crítico musical. “Nos conocimos por azar, relata Abel. Un amigo mío con el que había grabado una maqueta, me falló y envío este tema ( que yo no quería) a la distribuidora donde trabajaba Ernesto y ahí comenzó la historia con mi hermano mayor». De eso hace ya 25 años y gracias a él, conocí a a mucha gente de la industria musical incluso a mi mujer», dice. Esa maqueta que le llegó a sus manos me convirtió en el productor de los dos primeros discos de su grupo Salvaje.
Ernesto pensaba volver al aula, reencontrarse con sus estudiantes, De hecho, “estando malito seguía haciendo tutorias. Ayer fue un día muy, muy triste, reconoce el productor y compositor, Cerrejón.
” A este experto del rock , músico, modesto, pudoroso, humanista y sobre todo humano, hay que hacerle un gran homenaje. Se lo queríamos hacer en vida pero no pudimos, necesito que pase un tiempo para escribir sobre él y asimilar la situación”, dice emocionado su amigo, su compañero y su hermano pequeño, Abel Hernández.