El pasado viernes 13 de noviembre, Europa fue azotada por uno de los peores atentados terroristas de su historia. El autoproclamado Estado Islámico acabó con la vida de 129 personas en una serie de atentados que tuvieron lugar en pleno corazón de París. Desde ese día, a las puertas de la embajada francesa en Madrid, se ha creado un altar improvisado en conmemoración de aquellos quienes perdieron la vida y como muestra de solidaridad y apoyo a Francia.
Al pasear por la calle de Salustiano Olozaga, al lado de la Puerta de Alcalá, se respira el dolor del pueblo francés pero, a la vez, la unión de todos los demócratas que condenan tan viles actos. En el suelo, la gente, sobrecogida, deja flores, enciende velas y guarda silencio. Sobre el asfalto, reposan las cartas y dibujos de aquellos que han querido manifestar su pesar de una forma más abierta. En español, en inglés, en francés. No importa, todos ellos transmiten un claro mensaje: podrán hacernos daño, pero jamás nos quebrantarán.Hablamos con Amelia, una madrileña de mediana edad que aún no acababa de asimilar la atrocidad que había pasado. “Me siento completamente hundida. Ver todo esto te impresiona y necesitas el entorno casi para sentirlo de verdad”, nos dijo con la voz entrecortada y entristecida.Jesús, un hombre de negocios, dijo que: “Esto es un terrorismo loco, totalmente desequilibrado y egoísta. Sé que en Madrid puede suceder lo mismo pero no, no tengo miedo”.
Roque-Marie y Maxim dos aspirantes a sacerdote parisinos, no comprenden qué es lo que ha podido llevar cometer un acto así, generado por tanto odio. Y alegaron que apoyaban al gobierno francés en las represalias que ha tomado puesto que hay que responder con contundencia a lo sucedido y evitar que la gente que mata siga matando.
Carmen, una estudiante portuguesa de periodismo, imagina lo horrible que sería que eso pasase en su ciudad, Lisboa, pero no por ello justifica la respuesta del Ejecutivo francés a los atentados. Sino que piensa que sería mejor que las grandes potencias se sentaran a hablar y se pusieran de acuerdo en quién de verdad es el enemigo y se aliasen para lanzar una ofensiva conjunta.
Después de leer esto, no importa de dónde seas, qué idioma hables o en qué Dios creas, este atentado sucedió en Francia pero fue contra todas aquellas personas que creen en la democracia.
Estefanía Gordillo Gómez y Marta Forero Testor