Izquierda Unida reconoce su derrota tras haber obtenido solo dos diputados en las elecciones generales.
La coalición de izquierdas, Unidad Popular-Izquierda Unida, ha sido una de las más castigadas en las elecciones del 20-D. Con tan solo dos diputados, el partido de Alberto Garzón ha obtenido el peor resultado de su historia.
La noche electoral se vivió de manera intensa en su sede del barrio de Hortaleza. Al principio, hubo nervios, incertidumbre y tensión. Nada más llegar, Garzón declaró que su objetivo era conseguir un grupo parlamentario de izquierdas lo suficientemente sólido como para poder tomar decisiones importantes en el Congreso. Aun así, destacó, que estábamos ante el parlamento más fragmentado de la historia de la democracia española, lo que generaba un escenario demasiado volátil como para hacer valoraciones más a fondo.
Pasó el tiempo y, cuando se conocieron los primeros resultados, llegaron el pesimismo y la desilusión. En la planta dos de la sede se congregaban los miembros de la coalición, que observaban con cara desencajada cómo se comenzaba a esbozar uno de los panoramas más negros en la historia del partido. Los candidatos del grupo de izquierdas, sin perder la esperanza, se aferraban a la posibilidad de conseguir un diputado por Málaga, que, pese a que solo necesitaban veintitrés votos, nunca llegó.
Tras conocerse los resultados finales, Garzón compareció ante los medios y reconoció el fracaso. Fracaso que, según él, se debía a dos cuestiones fundamentales: primero, aun mal funcionamiento de la ley electoral, según la cual el partido que más votos recibe no tienen necesariamente que ser el que más escaños obtiene y que hace que para Izquierda Unida sea más difícil obtener un representante que para otros partidos más mayoritarios. Y, segundo, al aislamiento mediático que habían sufrido en las semanas previas a los comicios al no haber sido invitados a prácticamente ningún debate, quedando desterrados del panorama televisivo.
Además, destacó la labor de aquellos que habían participado en la campaña electoral, que él mismo calificó de heroica. Añadió que él estaba abierto al diálogo con cualquier formación política y que se estudiarían con detenimiento los posibles pactos. Tras felicitar al resto de partidos por los resultados obtenidos, declaró que el futuro de su partido era incierto y que, indudablemente, el gran bajón sufrido en las elecciones iba a tener consecuencias internas que, de momento, no podía adelantar.
Tras la comparecencia, la audiencia estalló en aplausos y vítores en apoyo al candidato más joven a la presidencia del gobierno, arropándole en uno de los momentos más duros de su corta carrera política.
Estefanía Gordillo Gómez, Marta Forero Testor y Baptista Joao.