El Estado Dorado. Sí, así se le puede llamar al momento que atraviesan los guerreros. La fiebre del oro ha vuelto a California como a mediados del siglo XIX. Sólo que esta vez se ha sumado una legión de seguidores en todo el mundo obsesionados con ese metal tan preciado, entre los cuales, me incluyo. Es imposible no bailarle el agua a Don Stephen Curry. Viva la madre que te parió, diría aquel.
¿Esperaban que empezara hablando de Stephen verdad? Pues siento aguarles la fiesta, tendrán que esperar. Obviamente que es el factor clave, pero no se debería infravalorar el trabajo de otros tipos, que igual no aparecen en las portadas ni se ven sus camisetas en el chiringuito del Nepal, pero que sin ellos no sería posible esta fiebre, y no precisamente amarilla. Individuos como Draymond Green son el verdadero Factor X de la franquicia californiana. Sus números abruman. 13 puntos 8 rebotes y 7 asistencias de media firma el angelito. Promediar prácticamente un triple doble es una locura de psiquiátrico. Es el ancla, el pegamento, el que pone la cordura. Los guerreros juegan una anarquía controlada, baloncesto de calle, de parque, y Draymond es el alumno aplicado en ese juego, el empollón, aquel al que probablemente nunca inviten a la fiesta de los populares de la clase, el All Star. No conviene olvidarse del matón de la clase, del que todo el mundo se aparta cuando le ve en las taquillas, ese es Andre Iguodala. Fue nombrado el rey del baile de fin de curso el año pasado y como suele pasar en estos casos, sus notas no son sobresalientes. Pasó de ser el capitán del equipo de fútbol americano, el más popular, a ser ese adolescente que si estás de su lado, siempre se parte la cara por ti. Ese es el gran mérito del ex Philadelphia. Quizá esto se deba a que una vez, Philadelphia y Warriors fueron uno.
Tras esta pausa, regresamos con ustedes. Lo estaban esperando. Es la hora de hablar de Don Stephen “Showtime” Curry. Es socio Vip del club de “esos locos bajitos”, el mismo al que pertenecen Xavi Hernández y Andrés Iniesta. Parece un jugador de plastilina, moldeable a cualquier posición o circunstancia, capaz de hacerte de una bolita, un dúplex en Central Park. Tiene el Doctor Honoris Causa en fantasía. No se ha creado en un laboratorio, no es fruto de unas máquinas de hierro ni de cintas que se mueven adelante, simplemente es talento. Es el más popular, el que tiene por novia a la cheerleader más guapa, ese por el que se paga hasta un mínimo roce con él, porque indica que estás en su equipo. Es la mezcla perfecta entre la rapidez en acción de tiro de Ray Allen, la efectividad de Steve Kerr y de la mirada de asesino de Reggie Miller, aunque Don Stephen siempre lo hace con una sonrisa. Así lo demuestran sus números: 32,6 puntos por partido, 52,7 % en tiros de campo y un 46,8% en triples. Es un adulador de la pelota, un encantador de serpientes, un domador de leones, y si no, que le pregunten a Lebron James. Pep Guardiola lo querría en su equipo.
Ahora sí, digamos su nombre bien. Los Golden State Warriors han empezado la temporada con 21-0 de récord con lo que han roto la marca histórica de cualquier equipo estadounidense en las cuatro grandes ligas (Béisbol, baloncesto, fútbol americano y hockey hielo) en el comienzo de una temporada. Esa marca estaba en posesión de los St.Louis Maroons, de béisbol, en 1884, hace la friolera de 131 años. Su reto, el alcanzar las 33 victorias consecutivas de los Lakers de inicios de los 70 y van a por el récord al final de la regular season de 72-10 de los Bulls. Pero de esto, hablaremos en el segundo capítulo.
To be continued….
Juan Lorenzana Prieto @juanlp91
Isabel Velásquez Verde @isabelcristina0